miércoles, 23 de febrero de 2011

Estadísticas

Dicen que la información es poder. No sé bien quién lo dice, pero si es cierto que lo dicen, y mucho. Como economista soy fiel creyente de esa frase, tener buena información nos da el poder de tomar buenas decisiones. Estadísticas correctas nos confieren el poder de tomar decisiones acertadas, no solo prediciendo el futuro sino aprendiendo de los errores pasados. También podemos cambiar las cosas sobre la marcha. Y, mucho más importante, si conseguimos el objetivo sabremos por qué, si fracasamos, sabremos por qué.

Toda esta carreta para una breve reflexión sobre bajar de peso. Uno de los mecanismos de intervención más poderosos es llevar un diario de lo que uno come y del ejercicio que uno hace. Otro es pesarse todos los santos días para ver cómo afectan las decisiones que uno toma el proceso de bajar de peso. Debido a esto uno encuentra mil soluciones posibles. De baja tecnología como anotar lo que uno se come en un cuaderno hasta una pesa que se conecta a internet para almacenar el peso, BMI y porcentaje de grasa; todo se puede consultar desde su iPhone, iPad o aparato de su preferencia.

Se vuelve entonces un problema de escoger el mecanismo más acertado para hacerlo. Personalmente me gustaría usar páginas de internet en las que uno mete la información de lo que come y, mágicamente, le dice cuantas calorías, sodio, grasas trans, vitaminas y demás ha metido en su cuerpo. He comenzado a usar unos tres o cuatro de estos sitios, comienzo muy entusiasmado pero después de un par de semanas descubro algo horrible: no sé decir "morcilla", "pandebono", "morrillo" o "fritanga" en inglés. Tampoco sé exáctamente cuántos gramos comí de cada cosa y, por más grande que sea la base de datos, es imposible registrar un Chocoramo de forma certera.

Además, ya antes logré bajar de peso sin necesidad de llevar un diario (30 kilos, para ser exactos, a lo largo de un año) ¿Por qué habría de necesitarlo ahora? La respuesta es sencillísima: mi mamá ya no me prepara la lonchera ni la comida. Ahora tengo que participar activamente haciendo el mercado y decidir cuáles son las cosas que quisiera o no comer, me puse la tarea de mirar la información nutricional de cada cosa que como e intento calcular cuántas calorías tiene cada plato. Esto es algo imposible de hacer si no sé lo que he comido ya que, siendo sinceros, mientras uno come no quiere pensar que el morrillo es la parte de la res con más grasa (por eso es tan delicioso) o que la cafeína puede causar estragos en la forma como metabolizamos lo que comemos. Eso se hace después, con la cabeza fría y el estómago lleno.

Por eso una de las cosas que comencé hoy, junto a escribir en este blog, fue un diario con las cosas que he comido. Muchas personas piensan que es algo enfermizo vivir pendiente de lo que uno come, yo era uno de esos. Creía que era atroz ver a la gente preocupada por cuántas calorías come o quema y asumía que era innato del ser humano saber cuánto comer y cómo comerlo. Si eso fuera cierto McDonald's habría quebrado ya, no encontraríamos comida empaquetada y yo no estaría haciendo todo esto en primer lugar.

Además, el asunto de las calorías apela a mi instinto de economista: 7000 calorías son un kilo aproximadamente, así que, para bajar un kilo debo comer 7000 calorías menos (lo ideal es medio kilo cada semana). También debo tener en cuenta que un ser humano de mi edad debe ingerir unas 2000 calorías al día y de mi depende si quiero que 1200 de esas calorías sean hamburguesa con papas y gaseosa o si quiero que sean tres comidas bien preparadas y meditadas. Vamos a ver hasta donde llega el impulso y, si encuentro la inspiración, de pronto se pueda plantear un modelo empírico de "elecciones óptimas de comida con una restricción de X calorías diarias".

martes, 22 de febrero de 2011

114

El título de esta entrada es mi peso en kilos. Debería ser 85, máximo.

Lamento decepcionar a los que entran aquí buscando una opinión sesuda sobre política o que están desesperados por entender por qué la tabla de fletes es un invento del demonio. También lo lamento por quienes querían leer un ensayo crítico contra la religión y explicando paso a paso las razones por las cuales algún representante divino me parece el peor ser humano que haya existido (aparte: la figura que define este blog debería ser la hipérbole). No voy a dejar de lado esos temas, una persona como yo todo el tiempo encuentra razones para quejarse. Sin embargo, hoy voy a aprovechar este sitio para otra cosa. Pero antes, como siempre, un poco de contexto.

Creo que 8 de mis 10 lectores me conocen en persona y, si me conocen hace suficiente tiempo, sabrán que soy de las personas que se emociona con algo, lo usa hasta cansarse y luego lo deja. ¡Este blog es una muestra de eso! Otra cosa que sabrán de mi es que toda mi vida he sido gordo. A veces he sido más gordo que otras veces, pero creo que nunca en mi vida es estado en lo que puede llamarse un peso "normal" (Índice de Masa Corporal entre 18.5 y 24.9). Siempre he estado por encima (a veces bien por encima) de 28. Y, si bien el IMC es solo un número, también es cierto que la gente que lo tiene más grande suele morir más jóven y de cosas más horribles. Mi conclusión es que, más allá de consideraciones puramente estéticas, no quiero ser uno de esos.

Así que, una vez terminado el contexto, vamos al grano. Al parecer hablar de la intención que tiene uno de bajar de peso se correlaciona positivamente con bajar de peso. No es algo que me extrañe del todo: si la gente que me rodea sabe lo que estoy intentando probablemente se sienta menos inclinada a ofrecerme un trago más o a pedir pizza cuando están conmigo. También es probable que me ayuden a reflexionar que, tal vez, una hamburguesa con doble queso y tocineta no sea la mejor opción.

Usaré este pequeño espacio para hablar de las cosas que hago, de las cosas que dejo de hacer, de lo que leo, de lo que oigo, de lo que como y de lo que dejo de comer. Esto me servirá un triple propósito:
  1. Espero poder compartir lo que hago con ustedes. No hay nada como la presión social para conseguir grandes cosas
  2. Volveré a escribir. Dado que cambiar un estilo de vida es cuestión de todos los días tendré que sentarme a escribir todos los días. Siempre habrá aquí una pequeña reflexión sobre esto y, con algo de suerte, habrá una entrada sobre algo más
  3. Escribiré sobre más cosas. Ya sé que tenía mamado a más de uno hablando mal de Mockus, diciéndole idiota a todo aquel que no entiende por qué la globalización es algo bueno y burlándome de las creencias de los demás. No dejaré de hacerlo, solamente habrá más variedad en todo este asunto
Por ahora disfrutaré de la idea de que esto es algo que escribo solo para mi y la ilusión de que nadie lo lee después de más de un año sin tocarlo.