martes, 29 de septiembre de 2009

La cura milagrosa

Todos llevamos por dentro un vendedor de Herbalife. Un pequeño yo que nos pide permanentemente que convezcamos a todo el que se nos cruza de que nuestro estilo de vida es el mejor. Que nos hace sentir falsa modestia mientras esperamos como un cocodrilo en un río al incauto que nos pregunte "¿Cómo haces para _____?" donde la línea es cualquier cosa, desde tener uñas limpias hasta dejar de tomar. Ante esa pregunta nuestro vendedor de Herbalife decide que es hora de tomar el control y apaga nuestra parte consciente. Se dedica a pregongar las maravillas del té verde, gin seng, gotas homeopáticas, exorcista o cualquiera que sea el tratamiento que hacemos. No lo nieguen, aunque ya hayan apaciguado a su vendedor interior, lo tuvieron durante algún tiempo y también ayudaron a vender curas milagrosas.

Yo lo admito, también tuve un vendedor de Herbalife residiendo dentro de mi y a veces se asoma. El problema es que el mío no vende ninguna cura maravillosa e inmediata. Primero, el contexto. Para quienes no tienen la buena fortuna de conocerme o que no me ven hace más de 8 ó 10 meses, les cuento que he perdido 21 kilos de peso. Estaba pesadísimo, pero con mucha ayuda de la gente que quiero y de la gente que me quiere, he ido cumpliendo metas. Si no lo sabían, el sobrepeso es una condición horrible (condición, no enfermedad, el sobrepeso, en la mayoría de los casos, es causado por la misma persona, muy diferente a un cáncer) y es uno de los mejores predictores de corta vida. Decidí, finalmente, que quería conocer a mis nietos y, tal vez, Disney o bañar pingüinos en el estrecho de Magallanes.

El cambio es tan grande que la gente se queda mirándome y hace la invocación oficial al vendedor de Herbalife "¿Cómo haces para bajar todo eso?". La mirada de quienes me hacen la pregunta es amplia, como un perrito pidiéndo cariño (si alguien se resiste a un Beagle haciendo esa carita, es un desalmado) y, supongo, el corazón lleno de esperanza, de ilusiones, de la vida nueva que les esperan cuando hayan llegado al final de los 21 kilos. Todos esperan una cura mágica, lo sé bien porque eso era lo que yo esperaba. Nadie, ninguna de las veces, espera que la respuesta sea "cerrar la boca, dejar de comer dulce y por nada del mundo tomar trago". En resumen: comer bien.

¡Oh, la agonía de la desilusión! Quien anteriormente era un Beagle rogando por la última tajada de pizza se transforma en un ser desconfiado. Sé que en el fondo piensan que soy un egoísta por no compartir mi fórmula mágica. En el 95% de las veces vuelven a preguntar "¿Pero algo raro debes estar comiendo, o tomando pastillas, o cremas?" Parte de ser humano implica ese pensamiento mágico y esas ganas de tomar atajos. No creo que sea algo propiamente colombiano, más bien es algo completamente humano. Muy en el fondo todos queremos que la respuesta sea "un tratamiento de 2 millones de pesos" o "una dieta muy estricta pero rápida".

En el primer caso pensamos que podríamos hacerlo si quisieramos, pero que mejor uso esos 2 millones en algo más productivo. En el segundo caso tenemos la ilusión de lograrlo y, cuando los resultados no llegan, la podemos abandonar sin remordimiento "esa vida no es vida" 0 "puede que no viva mucho, pero le va a parecer que si". Mi vendedor de Herbalife es un amargado, pero al menos dice la verdad: La única forma de conseguir lo que queremos es estando dispuesto a sacrificar lo que tenemos y no sentarnos a esperar una cura milagrosa que se ajuste a nuestros problemas. Mucho menos si es una "vacuna" que no tiene registro médico y la inyectan en cualquier gimnasio o peluquería.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Comercio internacional

Ayer salió en El Espectador una entrevista con Fernando Vallejo con motivo del doctorado Honoris Causa que le dio la Universidad Nacional de Colombia. Nunca he leído ninguna obra de él así que no puedo comentar sobre sus méritos pero, debo asumir, que si la gente habla tanto de lo que escribe es porque algo bueno debe tener. El escritor cada vez que habla pone de mal genio a alguien: a los uribistas, a los del polo, a los liberales, a los patriotas fervorosos, a los amantes de los toros, a los que odian a los toros... a todo el mundo. No discrimina y eso, al menos, lo hace consistente.

Para muchos el tipo es alguien que dice las cosas de frente y sin miedo. Tal vez, pero, honestamente, he escuchado críticas mejor articuladas de personas mucho menos famosas. De pronto sea por el formato de la entrevista, el escritor no puede prolongarse, aunque tampoco se le ven ganas de hacerlo. Traigo su entrevista por la estrategia que propuso para sacar a Colombia de su crisis: cerrar las importaciones y dejar que la industria nacional "florezca sin tantas trabas".

Cuando leo afirmaciones como esa me siento a pensar que si bien Fernando Vallejo puede ser un escritor brillante, eso no lo convierte en una autoridad en todos los temas. Así como un economista brillante no va a meter su mano en una cirugía o un ingeniero mecánico brillante no se pone a levantar edificios (si lo hace, sería un ingeniero mecánico y civil brillante). No culparé al escritor por su afirmación, de hecho es algún rezago de nuestros antepasados mercantilistas el que nos empuja a encerrarnos dentro de una frontera aleatoria. No es para nada intuitivo que abrir las importaciones mejora la vida de todos.

Mis colegas sabrán tan bien como yo que aprender comercio internacional es una experiencia reveladora. Pocas cosas en economía se comportan con una precisión y regularidad tan asombrosa como el comercio entre países (tal vez la gravedad). A mis no colegas, procederé a explicarles porque, pese a los afiches del PDA donde anuncian la reconquista (un TLC con España), a todos, incluídos ellos, nos conviene estar dentro del mundo.

Comencemos por lo evidente. Si cerramos realmente las importaciones y todo el comercio ¿de dónde vamos a sacar la tecnología para desarrollar nuestras industrias? Claro, alguno dirá que cerrar la entrada de tecnología foránea nos obliga a desarrollar la propia. Y tienen toda la razón, pero ¿por qué pagar ese costo si alguien más ya lo hizo? Al descomponer todo avance tecnológico nos encontramos con otro que lo antecede ¿Dónde trazamos la línea de lo que es foráneo? Hasta donde tengo entendido ni los computadores, ni los carros, ni la combustión, ni el teléfono, ni siquiera la rueda, son inventos colombianos ¿Vamos a dejar de traer todo eso para desarrollarlo aquí? Esa es la primera hipocresía del proteccionista "vamos a cerrar las importaciones, pero por favor nos venden la tecnología" o "vamos a desarrollar algo que tomo siglos solo por mantener el orgullo patrio". A ellos les digo: muchas gracias, pero mejor seguimos trayendo vacunas y medicamentos.

Sigamos de lo más obvio a lo menos obvio. En esa lista sigue la calidad de las cosas que se fabrican ¿Alguien, de verdad, va a comprar un computador hecho 100% en Colombia? Lo dudo, o al menos no lo hará durante las primeras 4 ó 5 generaciones del aparato mientras los ingenieros colombianos aprenden el asunto. No estoy diciendo que todos los productos hechos en Colombia sean de menor calidad. Ni siquiera estoy diciendo que los productos de valor agregado sean malos, hay en Colombia firmas que tienen patentes usadas por medio mundo y que las dejan en una buena posición de competir por fuera y por dentro. Y esa, estimados lectores, es la palabra clave "competir". Un país como Colombia no requiere muchos aviones a lo largo de su historia, al menos no tantos como para que haya más de un productor. Si solo hay una persona que me venda la verdad es que tengo pocas opciones: o compro o me quedo sin lo que busco. Y todos sabemos lo buenas que eran muchas de las firmas colombianas que tan pronto les metieron competencia quebraron.

Y para terminar, lo menos evidente: si no importamos, no exportamos. Fin de la discusión, no hay nada más que decir y si alguien dice lo contrario, espero convencerlo con una pregunta sencilla ¿Para qué exportamos? Cada vez que vendemos algo a Estados Unidos, por ejemplo, nos dan dólares y, hasta donde tengo entendido, en Colombia no me reciben dólares para comprar el pan del desayuno. Los dólares, en principio, solamente sirven en Estados Unidos y cuando le compramos algo a otro país estamos (¡Horror de horrores!) importando. Si me prohiben importar cosas ¿Para qué voy a exportarlas? ¿Para empapelar mi casa con los dólares? No, gracias.

Si todo lo anterior es cierto ¿Por qué tenemos gente que pide encerrarnos? Algunos, como Fernando Vallejo, son simplemente ingenuos. Otros, cuyos nombres no diré pero todos sabemos, son sencillamente egoístas. Son peces pequeños que saben que solo podrán ser grandes destruyendo a los demás y cambiando el oceáno por una pecerita.

PD: Supongo que esto cuenta como la primera entrada en la serie "eduquemos en economía"... si no es lo suficientemente clara algo hice mal.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Cerebros...

Aprovecharé que, al parecer, uno de mis lectores es neurólogo o aspirante a neurólogo. Sé que me lee porque fue la única persona que atendió mi clamor por un tema y sé que es aspirante a neurólogo porque desde el colegio quería serlo (y dado que para dedicarse a estudiar el cerebro de la gente hay que estudiar unos 5 años, dudo que lo haya terminado ya). Confieso entonces que el funcionamiento del cerebro es uno de mis temas favoritos de todos los temas favoritos posibles. De cierta manera, la economía y la sicología son el estudio del software la neurología es el estudio del hardware. Además, cuando los economistas hablamos de redes usamos analogías como "haga de cuenta que cada persona es una neurona y que todas juntas son como un cerebro"... y así matamos lentamente a los neurólogos quienes pensarán "esta gente debería quedarse calladita".

Pero bueno, aprovecharé que tengo por lo menos un neurólogo entre mis lectores (y por lo menos un sicólogo) para hablar de cosas que me llaman la atención del cerebro. Quedan advertidos de que soy economista, pero que si la embarro ya alguien aclarará los puntos (yo veré Daniel, no me haga quedar mal a los médicos de la Nacional, ya mi novia dio catedra de salud pública). Comencemos por un dato curioso del cerebro, que ya todos conocemos: son la comida favorita de los muertos vivientes en las películas de terror. Todo en esas películas es una representación de algo más, en el caso de los cerebros creo que se debe a que es lo que nos hace ser nosotros.

Y, precisamente, ser nosotros es algo así como uno de los debates más interesantes en lo que corresponde al funcionamiento del cerebro. A la fecha nadie sabe de dónde carajos sale la conciencia, hay algunas teorías y dos puntos de vista: uno dice que la conciencia es un fenómeno metafísico que no se puede explicar solo con neuronas y líquido. Otros dicen que si, que debe estar ahí, la prueba principal consiste en que con solo una droga que bloquee un neurotransmisor, este economista de pronto descubriría que lo suyo es el arte. Yo estoy más inclinado por los segundos que por los primeros, otra de esas cosas que solo un neurólogo quisiera explicar.

Un cerebro enfermo es, sin lugar a dudas, mucho más interesante que uno saludable. A menos claro que uno sea el dueño del enfermo. Es famosa (supongo) la historia del hombre que confundió a su mujer con un sombrero. El tipo, muy elegante y muy decente, termina de hablar con el doctor solo para coger las orejas de su mujer e intentar ponersela en la cabeza. Para los médicos esto debe ser pan de cada día, pero a mi no deja de parecerme emocionante. O cuando se huelen los colores o se ven los sonidos. Un cruce de cables espantoso.

Todo lo anterior sin contar con los alucinógenos y demás sustancias "interesantes". Algunos sencillamente nos hacen ver unicornios rosados, otros nos llevan a las peores pesadillas. Expandir los sentidos, dicen algunos. La experiencia es tan potente que muchos creen que en realidad se está accediendo a otro universo, que esos hongos y matas son la forma de comunicarse con dios, imperceptible con nuestros sentidos falibles.

Antes de terminar un breve resumen de las cosas que me parecen interesantes no puedo cerrar esta entrada sin referirme a la parte más importante: aquella que regula nuestra creatividad. Al fin y al cabo mi blog no existiría sin esa parte. Tampoco existirían miles de libros, películas, canciones y demás que nos alegran un rato o que nos invitan a reflexionar. De pronto ya existe una explicación para ese fenómeno, pero la desconozco. Creo que nunca quisiera saberla ni sería voluntario para tomar un medicamento que la mejorara. Hay muchas cosas que es mejor desconocer, hay muchas cosas que nunca conoceremos y hay muchas más que, sin importar que tan bien sepamos, nunca dejaran de sorprendernos. De esas tres hay en el cerebro humano... no lo despreciemos.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Desde la universidad

Para bajar el tono a la polémica de mi anterior entrada pensé escribir algo un poco más light. Y qué mejor entorno para lo light que la universidad donde estudié. No es por decir que la gente que viene aquí sea vacía o más ligera de la cuenta, es solo que el ambiente de la u es muy relajado (aún cuando se tiene un final encima en el que se necesita sacar 4.5 para rogar por una aproximación a 3).

Estoy en un lugar en el que hace mucho tiempo no estaba: una sala de computadores. Debo decir que me sentí como un viejito cuando entré, me acerqué al señor de sistemas y le pasé mi carnet. Su mirada perpleja lo dijo todo. Luego su voz agregó "señor, escoge un computador y digita su clave" como quien dice "abuelo, el celular no usa cable a tierra". Señor... que viejo me hace sentir esa palabra. Ni siquiera el "doctor" con el que me reciben en algunas reuniones me hace sentir grande. Creo que es porque en el fondo sé que no lo merezco, cuando me dicen doctor es como cuando uno de niño se sienta en el carro del papá y "maneja".

Acabo de salir de dictar clase, una de las actividades más extenuantes a las que se enfrenta un ser humano en su vida. En serio, ni siquiera dos horas de aeróbicos cansan tanto (o eso supongo, siempre me da "bazo" a los 10 minutos). Son dos horas de caminar de un lado a otro, hablar, hablar más duro, pensar, debatir, inventar... pero inventar con lógica, nada de decirles cosas a mis estudiantes que los van a hacer tirarse un parcial. Me quedé porque era más rápido terminar una cosa de la oficina aquí que irme a la oficina, además es más práctico.

Creo que esto es todo. Si creían que iban a encontrar una reflexión sobre lo bien que lo pasé en la universidad, lamento decepcionarlos. Estoy desconcentrado y tengo algo de afán. Luego les hablo de eso.

martes, 22 de septiembre de 2009

Estado y religión

Hace algún tiempo un muy buen amigo mío se refería a la separación entre la religión y el Estado con una metáfora que, aún hoy, me parece excelente: El Estado es una obligación, por el hecho de nacer en Colombia estoy obligado a cumplir con todas sus leyes me guste o no. Yo no puedo decir un día "me cansé de este Estado, mejor me busco otro". La religión, por otra parte, es como un club. Nadie me obliga a afiliarme a ningún club (esto es debatible, pero lo podemos dejar para otra ocasión) y yo soy consciente de que si me afilio a un club debo seguir sus estatutos. Si quiero sus beneficios debo cumplir con sus normas.

En el contexto de esa conversación mi amigo usaba el ejemplo para explicar por qué la iglesia católica condena a los homosexuales o excomulga a un médico que practica un aborto. A decir verdad, estoy de acuerdo. Si yo fuera católico (o cienciólogo, o musulmán, o hindú) lo sería consciente de sus reglas. Si no cumplo sus reglas pues, sencillamente, no soy católico (o lo soy pero pecando que, en algunos círculos, es lo mismo). La religión no es el único de los clubes de este tipo; ser funcionario público, ser estudiante de una universidad o colegio, pertenecer a una liga deportiva... todos esos son ejemplos de situaciones en las cuales yo, voluntariamente, decido acogerme a un marco normativo al que puedo renunciar.

Hay personas, como yo, que por alguna razón decidimos no inscribirnos en ningún club. Nos llamamos ateos o agnósticos (o perezosos, en el caso de las ligas deportivas). Sin embargo, compartimos el Estado, la obligación, con todos los demás y eso, a mi modo de ver, está bien. Siempre que mis obligaciones no sean cooptadas por el dueño de algún club, de ahí la separación tan importante entre religión y Estado: si usted, estimado lector, quiere creer que usar condón es una aberración, lo felicito. Está en todo su derecho de creerlo y de hacer su vida en torno a esa creencia. Lo anterior no quiere decir que yo deba creer lo mismo y, mucho menos, que deba sentirme obligado a cambiar mi vida para satisfacer su creencia.

Aún antes de dar click en "Publicar Entrada" escucho los comentarios: "¿Eso quiere decir que si usted cree que matar es bueno debería ser permitido?" La respuesta es un rotundo NO. Pero no por una influencia divina o exterior, más bien por la presión que nos lleva a no matarnos para preservar nuestra especie (a nivel biológico) o la construcción social que nos dice que, independiemente del club o falta de club, matar es algo moralmente reprobable (como la esclavitud o la discriminación racial o de género).

Escribir todo esto tiene una motivación muy particular que, como en las malas novelas de misterio, revelaré sin mucha fanfarria. El alcalde de Medellín decidió abrir una clínica especializada en temas de la mujer para brindarles atención y asesoría en mil temas diferentes. Uno de ellos, lógicamente, salud sexual y reproductiva. Automáticamene el catolicismo puso el grito en el cielo descalificando la clínica como un centro de abortos en masa. La verdad es que no tengo ni la más remota idea de donde sacaron eso pero, aún si lo fuera ¿Qué importa?

Hasta donde tengo entendido hoy en Colombia, finalmente, es legal que una mujer aborte en condiciones muy particulares. No es un gran avance, pero un avance al fin y al cabo. El problema es que en este país del sagrado corazón todo el mundo le tiene miedo a los tipos de sotana y nadie practica el aborto. O muy pocos, tan poquitos que es difícil encontrarlos. Una solución es demandar al hospital y esperar que llegue la autorización de abortar cuando ya el niño indeseado es, en efecto, un niño de 5 años, edad a la cual se le conoce como homicidio.

Nadie puede obligar a un médico católico a practicar un aborto. Él decidió ser miembro del club y no quiere perder su membresía. Pero ¿Por qué la mujer que le importa cero el dichoso club debe pagar las consecuencias de la membresía de otro? Si la mujer no quiere tener ese hijo, pues que vaina, no lo va a tener (la discusión de cuando se comienza a hablar de "vida" es importante, pero no pertenece a este espacio). Una solución sería una clínica secular donde una mujer pueda ir sabiendo que encontrará personal capacitado para atenderla, listo para darle la atención que necesita si algo sale mal. Otra solución es que vaya a alguna esquina en la Caracas y le hagan el "procedimiento" con un gancho para la ropa, matando al feto y a la mujer.

La solución clara para los católicos es la segunda ¿Por qué? La verdad es que eso debo dejarselo a algún católico en los comentarios. Mi hipótesis es que es más fácil que todo pase en silencio, sin que nadie se de cuenta a enfrentarse a un problema tan grave de frente.

No estoy diciendo "aborto para todos". Más bien "aborto para los que quieran después de haber llevado a cabo un proceso de acompañamiento y consejo, conociendo las implicaciones de su decisión y las alternativas disponibles". Si después de educar a la mujer ella decide que quiere hacerlo, allá ella. Podemos estar seguros de que era un niño que vendría al mundo a sufrir, a ser maltratado y, sin lugar a dudas, a engrosar las filas de alguna pandilla*. Si los sacerdotes están dispuestos a hacerse cargo de cada niño que hubiera sido abortado, excelente ¿Quién con más plata y tiempo que el Vaticano? Pero mientras obliguen a una mujer a tenerlo y no le ofrezcan una solución real (i.e.: en este mundo, el paraíso no se vale), lo siento mucho, no quiero ser miembro de su club.

Al comienzo no sabía si escribir o no sobre el tema. Finalmente, va a desatar una polémica tonta que no va a convencer a nadie de nada. Pero luego me decidí: si las feministas tienen tiempo para perder en pendejadas como el lenguaje incluyente**, yo puedo perder mi tiempo en algo tan serio como esto. Puedo hacer una propuesta a la arquidiocesis de Medellín ya que está tan envalentonada con esto de proteger la vida: ¿por qué no mejor organizan a sus feligreses para irse a construir casas, pavimentar calles y dar comida a los niños que se están matando en medio Medellín? Muchos son niños que, siendo sinceros, no habrían venido a este mundo si la anticoncepción no fuera penalizada con tanta rabia como lo hacen***.

* Hay una vieja pregunta que dice "una mujer sorda, con sifilis, 10 hijos y miserablemente pobre está embarazada ¿le recomendaría abortar?" La idea es que si uno dice "si" resulta que acaba de matar a Beethoven o a algún tipo igual de importante. A los que todavía se tragan ese cuento les pregunto ¿Cuantos Beethoven han nacido con respecto al número de niños que mueren golpeados por sus padres?

** Ya veremos si Ángela Benedetti tiene los mismos pantalones de proponer algo así y qué tiene Florence Thomas por decir al respecto. En lugar de andar perdiendo el tiempo en pendejadas hay problemas de fondo importantes que es necesario abordar más allá del "golpe de opinión" que se ve tan bien en "Bogotá com vamos"

*** Si, la mayor parte de las religiones abogan por la abstinencia. Todos sabemos lo fácil que es contener el deseo de un adolescente, particularmente si, siendo estrictos, tampoco puede masturbarse. Terminamos en un escenario donde un arranque de locura lleva al sexo sin protección. Que, si bien le puede pasar al más ateo, es menos probable.

lunes, 21 de septiembre de 2009

El juguete de moda

Transmilenio, 7:30 a.m.: "click, click, click..."
Centro de Bogotá, 1:00 p.m.: "click, click, click..."
Cualquier restaurante, 8:00 p.m.: "click, click, click..."

Son solo tres ejemplos de un sonido que, durante el último mes más o menos, me ha seguido constantemente. No, no son voces susurrando cosas en mi oído. Las voces me dicen que queme cosas, pero nunca han hecho "click". Ese sonido viene de otro lugar, fuera de mi cabeza: dos piezas de pasta unidas por una pita cuya única función es encajar una en la otra. Los iniciados la llaman: coca. En tiempos antiguos este aparato estaba hecho de madera y era mucho más grande, con tamaño y peso suficiente para destrozar los nudillos de cualquiera que ose "jugar" y no sepa lo que hace. Lo sé muy bien; tengo una de esas.

Hoy en día esos aparatitos son hechos de pasta porque, supongo, son más baratos y fáciles de hacer. Cuando antes se necesitaba un artesano con paciencia infinita que cortara, moldeara, pegara y pintara, hoy solo se necesita una maquina para inyectar el líquido caliente en un molde. Salen de todos los colores y de un solo tamaño. Comparados con sus antepasados de madera son más aerodinámicos y hace "click, click, click...".

Mientras escucho ese incesante ruidito pienso en un fenómeno interesante en los colegios (y que hasta ahora caigo en cuenta, en la sociedad): los juegos tradicionales van y vienen por ciclos. En mi paso por el colegio (o tres colegios, para ser precisos) he debido pasar por, al menos, unos 6 ó 7 ciclos completos. Nunca vienen en el mismo orden. A veces a la coca le siguen esos dos discos unidos para siempre en el centro y sujetos al capricho de una pita, se llaman yo-yos. Podrían ser esos aparatos cónicos, famosos por bailar y venir de todos los tamaños, mejor conocidos como trompos. O las esféras de cristal, transparentes, sólidas, grandes, pequeñas... las inolvidables canicas (o piquis, pero prefiero el otro nombre).

La forma en la cual estos juegos llegan a un sitio y se esparcen solamente para morir a manos de otro bien podría ser una tesis de epidemiología. Primero se infecta un individuo ¿cómo? Nadie sabe, puede ser que encontró un yo-yo en un cajón o que a su papá le regalaron un trompo de madera. Este individuo lo lleva a su colegio donde ya todos están cansados del pasatiempo anterior, hastiados de ese "click" incesante, y les parece una buena idea. Así se esparce, lentamente al comienzo hasta que, en algún momento, uno no puede pasar por ningún área pavimentada del colegio sin miedo a ser asaltado por un trompo.

Sin embargo, el virus del pasatiempo no se queda aislado en la población original. Al igual que con todos los virus alguien del colegio X tiene amigos del colegio Y y así se inicia el ciclo de contagio. En la cúspide de la infección sale Postobón a regalar trompos o La Lechera a regalar canicas (de ahí las famosas "lecheras"). Hasta que se va dejando olvidar y llega uno nuevo a reclamar su trono.

Desde un punto de vista económico todo este asunto tiene sentido si tenemos en cuenta que estos juguetes son, prácticamente, inmortales. Yo he jugado con canicas que pertenecieron a mi padre y todavía tengo yo-yos de los que regalaba Sprite. A los productores de estos juegos les convienen estos ciclos dado que, cuando llega uno nuevo, el 99.9% de la población prefiere pagar $1000 por una coca que voltear todos los cajones de la casa con tal de encontrarla. Eso sin tomar en cuenta al aliado número 1 de los fabricantes de juguetes: las mamás ¿O me van a venir a decir que más de una vez, cuando era hora de repetir trompo, lo buscaron solo para que su mamá les dijera "mijo, eso lo boté hace rato, tenga le compro otra"?

Escribir todo esto me trajo recuerdos. El mejor de todos son la cantidad de nombres y términos que se generan alrededor del juego. Dejaré ese tema para otra ocasión, por ahora me iré a practicar con la coca, seguro de que jamás lograré nada más que golpearme insistentemente mis nudillos.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Editorial

Como hoy no sé sobre qué voy a escribir pensé que lo mejor sería hacer un comentario sobre la política editorial de mi blog. Alguien me dijo que lo que más le gustaba era abrir y no tener ni idea de qué cosa iba a encontrar. Por esa razón es importante que mi blog carezca de nombre, no previene a los que llegan sobre un tema en particular como lo haría un blog llamado Real Beer Blog, dedicado exclusivamente a ese maravilloso líquido (causa y solución de todos los problemas). No puede el dueño de ese blog hablar sobre vinos, a menos que sean vinos para mezclar con cerveza o para mencionar por qué la cerveza es mejor que el vino (pista: por todo).

Así puede pensarse que en mi blog hay una libertad amplia para discutir cualquier tema que se venga a mi cabeza. A veces me amaño en temas, como lo mucho que odio a los escritores de titulares o aquello de la ciencia. En ocasiones le recuerdo a mis lectores que en realidad soy un viejito que solo sabe quejarse. Y otras veces escribo cosas como esta. Es válido dado que asumo que si alguien entra a un blog sin nombre no espera mucho en términos de unidad editorial.

Sin embargo, hay algunos temas que he decidido dejar de lado y otros a los cuales no quiero ni acercarme. Por ejemplo: hace rato no hablo de religión. Hice tres entradas sobre el tema (una, otra y otra) y luego decidí dejarlo de lado. En ocasiones lo menciono pero creo que decidí muy a tiempo que escribir sobre lo mal que me cae la religión y la fe ciega me haría perder a, por lo menos, 11 de mis lectores (a mi novia le pregunto todos los días si me lee, así que, ella al menos me tendría que leer). Eso no quiere decir que haya dejado de lado el tema por completo, me sigue apasionando pero más desde el punto de vista de por qué la gente cree lo que cree, si alguien decide creer en hadas es problema de ese alguien.

En mi blog también se habla muy poco de política. Si, sé que no ha faltado el concejal o presidente venezolano que amerite una entrada. Pero, sin haber hecho un ejercicio sistemático y cuidadoso, creo que un porcentaje bajo de lo que se ha escrito aquí es predominantemente político. Este sesgo se debe a dos cosas: la primera es que en Colombia a todo el que le dan un espacio en un periódico (o en SoHo, aunque no tanto) de una vez lo usa para hablar de política. Que mamera, así como en Estados Unidos todo el mundo habla de Paris Hilton, aquí nos tocó con los ministros y presidentes. También es lo más fácil dado que para toda la prensa parece que en Colombia solo existe el Congreso de la República, la Casa de Nariño y tres o cuatro ministerios.

La segunda razón para evitar la política tiene que ver más con la ética y algo de autocensura. Para nadie es un secreto que trabajo en la Presidencia de la República y creo que tendría un conflicto de intereses al hablar bien o mal del gobierno o de la oposición. Si bien es cierto que mi opinión es personal, única y solo mía, no me parece bien darla sobre temas que me tocan directamente. Si trabajara para Coca-Cola me abstendría de opinar sobre Pepsi, es lo mismo.

Creo que religión y política son los dos temas de los que me he apartado de forma consciente. De forma no tan meditada evito hablar mucho de economía (ciencia que amo y practico con pasión y devoción). Aunque prometí hace algún tiempo escribir más sobre economía (tengo pendientes los almuerzos gratis Carlos) me cuesta algo de trabajo comenzar a hacerlo y siempre termino descarrilado en otros asuntos. Tal vez me gusta tanto que no quiero escribir cualquier bobada o tal vez me leen tantos colegas que admiro que no puedo evitar pensar que podrían hacerlo mejor. Lo sé, lo sé... mi blog es un sitio para mi, pero tengo derecho a un poquito de vanidad ¿No?

jueves, 17 de septiembre de 2009

Veo en tu futuro que leerás esta entrada...

La hoja en blanco me mira desafiante, casi riéndose de mi. Me reta a escribir algo sobre una de las cosas mas interesantes del ser humano: la propensión a creer bobadas. Es un tema particularmente difícil de tratar porque muchos de mis amigos creen en tales bobadas, defendiéndolas con recelo y pregonando sus ventajas. También porque durante algún tiempo, yo también creía en tales bobadas.

¿De cuáles bobadas hablo? Astrología (eso es taaaan virgo), psíquicos (veo en tu futuro, presente o, tal vez, pasado, alguien por la letra oooo-aaaa-eeee-ffffeee), numerólogos (si tomamos el año de nacimiento, más este año, multiplicado por la hora, menos el día de la semana, dividido por las letras de su nombre y sumamos todos los dígitos...) y demás charlatanes que dicen saber el futuro. Nunca he tenido ningún problema en que la gente desperdicie su plata como mejor le plazca, finalmente es la plata ganada con esfuerzo y si la quieren dar a un adivinador, allá ellos.

Me parece muy interesante no solo que la gente crea en ese tipo de cosas sino que las defienda a capa y espada con todo tipo de argumentos. Algunos dicen que se ha cumplido lo que les han dicho, otros dicen que los hace encontrarse con su yo interior y otros, arrinconados, admiten que no sirve para nada, pero que igual no le hace daño a nadie. Yo, consciente del servicio social que cumple mi blog (i.e.: ninguno) quiero hacer un llamado a la razón. ¿Por qué, se preguntaran algunos, no dejo a quienes son felices regalando su plata serlo? Porque quiero, no hay más razones (además, si lo que quieren es regalar plata yo puedo hacer exactamente lo mismo que un astrólogo y cobrar la mitad).

Si siguen conmigo, gracias. La mitad siguen aquí porque están de acuerdo conmigo, la mitad sigue aquí porque quiere dejar en los comentarios constancia de lo poco trascendental que soy. O de lo poco abierto a nuevas experiencias. O de quien sabe cuántas cosas más.

Después de tan larga introducción es justo decir por qué este tema en particular. Un programa en radio tiene una psíquica a bordo y, debo decirlo, es el ser humano más despreciable que he escuchado en mucho tiempo. No lo digo por el desprecio que le tengo a quienes ejercen su rama de actividad (aunque influye), lo digo porque es un claro ejemplo de lo irresponsables que son algunos con tal de ganar plata. Por ejemplo, recomendar a alguien que se endeudé porque "tu futuro está en EEUU así que tienes que comenzar a comprar las cosas" es irresponsable. Decirle a una niña "tu novio te maltrata pero los astros muestran que van a estar bien" es irresponsable. Decirle a un señor que perdió a su hijo soldado en una toma guerrillera que su hijo está frente a él diciéndole "papá, te amo" no solo es irresponsable sino cruel, lógicamente, todo en vivo y en directo.

Lo peor es que los consultantes se iban felices después de escuchar hablar a "los astros". Recordándome a cierto amigo mío que va a que le lean el tarot para que le digan lo que quiere oir. "Es una cosa de conocerse, es uno el que lee las cartas" me dice. "Yo podría decirle lo que quiere oír" pienso, pero no digo nada, si él quiere perder su plata allá él. Adivinar el futuro es una mezcla de dos cosas: decir lo que el otro quiere escuchar y adivinar, literalmente, el resto. Como en mi oficina no puedo entrar a YouTube les quedaré debiendo el video hasta la noche, un video donde cuentan el número de adivinanzas que hace una medium y el número de aciertos. ¿Para alguien de verdad es una predicción "vas a tener dolores de espalda" o "veo complicaciones en el estómago"?

Una predicción sería "te va a dar una úlcera en unas 4 ó 5 semanas así que es hora de ir visitando al médico". Eso si sería adivinar. En cambio se hacen afirmaciones vagas y en algún futuro lejano. Por ejemplo Uri Geller, famoso por doblar cucharas con su mente, una vez dijo que iba a parar el Big Ben. Casi 10 años más tarde, cuando se paró por un problema técnico, salió a decir que su promesa se había materializado. Si eso es lo que se necesita para ser tomado por sobrenatural yo predigo que, en un futuro, voy a fundir todos los bombillos de mi casa. No todos al tiempo, pero gradualmente. Ya sintonicé mis ondas mentales... no esperen sentados.

Sé, como casi todo lo que tiene que ver con estos temas, que hablar de esto no es más que perder el tiempo. Si alguien ya está encerrado en creer y racionalizó su creencia, nada hará que piense lo contrario. O tal vez si, a mi me pasó, pero también fue un proceso largo y demorado.

Y si, me moriré de la piedra cuando una amiga mía me diga "leí tu entrada, desconfiar de los adivinos es algo muy virgo ¿sabías?" Pero los horóscopos los trataré después, por ahora silencié a esta hoja en blanco. Luego silenciaré a los astros.

PD: Para los que tengan tiempo les recomiendo este video...

lunes, 14 de septiembre de 2009

Una idea gratis (y una idea estúpida)

Esta es una idea que he tenido hace algún tiempo y la noticia sobre un proyecto de acuerdo es la excusa para desarrollarla. Comencemos por el titular que, oh sorpresa, es bastante engañoso: "el apagón volvería a Bogotá". Para quienes son muy jóvenes o no vivieron en Bogotá durante 1992 (un saludo muy cordial a mi fanaticada de futuros arquitectos en la U. Piloto) el apagón fue esa temporada de nuestras vidas cuando todos los días, a eso de las 6 de la tarde, se iba la luz. Fue una decisión tomada por el gobierno de turno dado que se habían quedado sin agua los embalses de Colombia y las opciones eran: quedarnos sin luz dos horas todos los días o quedarnos sin luz para siempre (o algo casi tan malo).

Creo que para la gente de mi edad fue un evento importante dado que teníamos la edad de saber lo que pasaba pero no por qué pasaba. Vine a entender que la razón por la cual no podía ver televisión era la llamada "seguridad energética" cuando cumplí 25 años. Tan importante que ahora, cada vez que se va la luz en una extensión relativamente grande, se debe hacer alguna referencia al dichoso apagón. Así nacen las palabras...

Mucho recordar, mejor volvamos al tema. El artículo prometía que, por un acuerdo del concejo de Bogotá, los días 8 de cada mes Bogotá se iba a quedar sin luz. Hice click mientras pensaba en invertir mi sueldo en un PSP o más juegos para mi DS, en últimas comprar una linterna para poder leer. También pensé cosas menos banales ¿Habrá crisis energética nuevamente? No es una locura, si no estoy mal estamos en medio o apunto de entrar en un El Niño con más fuerza que de costumbre y esa fue la razón del primer apagón. Descarté esa idea dado que, si es por emergencia, esas son decisiones que se toman primero y se preguntan después (afortunadamente, debo decir).

Finalmente abrió el artículo que ya han debido leer (mi conexión no es lenta, la verdad es que los seres humanos pensamos muy rápido), si no lo han leído vayan a leerlo. No se van a demorar, se los prometo. Lo sé porque el artículo en realidad no es que diga mucho y, a decir verdad, confunde las cosas. Del primer párrafo queda claro que no va a ser todo el día, solo de 8 a 9 de la noche. De resto, ni idea. Podría pensar que se trata de una recomendación "el concejo de Bogotá recomienda a la gente apagar la luz de 8 a 9 de la noche". Quiero creer que no es así, no quiero pensar que el concejo de mi ciudad debate cosas tan superfluas y que se podrían hacer pagando a un publicista o abriendo un grupo en Facebook.

La verdad es que a estas alturas del paseo no tengo ni idea de qué se trata el acuerdo y, como no sé de qué se trata no puedo comentarlo con juicio. De lo que sé solamente puedo decir que si lo que quieren es ahorrar energía y salvar el medio ambiente lo están haciendo mal. Si una empresa necesita electricidad y no la recibe de la ciudad comprará una planta de gasolina o diesel. Estamos ahorrando agua, claro, pero estamos ganando mucho, mucho humo.

Ahora, puede ser (porque no tengo ni idea del texto del acuerdo) que sea solo para el sector residencial. Pues que bobada si los que más consumen son el comercio y la industria. Por más que mi papá insista, el consumo de mi televisor y mi bombillo no va a secar el embalse de Tominé, aunque la cuenta pareciera indicar lo contario. Además ¿Qué tiene que venir a hacer el Estado prohibiéndome usar la luz que pago (o paga mi papá)? Si lo que quieren es generar conciencia ecológica pues a cobrarla más caro y verán como nos volvemos todos más fanáticos de las velas.

Pero, toda esta retahila comenzó no porque crea que el concejo de Bogotá está lleno de inútiles (porque, salvo dos o tres, eso creo) sino porque me parece que los periódicos en Colombia están perdiendo una oportunidad de oro. Todo el mundo habla de la crisis de la prensa escrita pero pocos mencionan lo obvio: si siguen funcionando como hace 20 años lo mejor es que cierren el chuzo. Yo les voy a dar una idea gratis porque soy un hombre generoso (que quiere escribir para SoHo, aunque con El Espectador me conformo): cuando reporten este tipo de noticias pongan un enlace pequeñito, no tiene que ser grande, que diga "para ver el texto completo del acuerdo haga click aquí". Son documentos públicos (si no lo fueran no lo estarían reportando) y eso les daría bastante valor agregado.

Si no me creen les dejo este enlace para que lean una columna de Daniel Coronell en Semana.com, el artículo en la revista no tiene más que las palabras de su autor. El artículo en internet tiene todos los soportes de lo que dice ¿Mejora o no?

Adición (sep 15/09): Gracias a Plazas por su explicación sobre el apagón. Al parecer todavía no entiendo del todo por qué pasó...

Profesión: científico

Comenzaré con una diatriba.


Hace unos días estaba escuchando algún programa en radio donde estaban entrevistando a una doctora que hizo algo muy importante. No recuerdo qué era exactamente porque no estaba poniendo cuidado. Sé que era una mujer por la voz y sé que era doctora porque estaba hablando de un avance importante para curar enfermedades degenerativas del sistema nervioso central. Es un tema que me parece interesante así que decidí aterrizar mi mente en el sonido pero, lamentablemente, tuve que despegar de emergencia al escuchar el siguiente prólogo a una pregunta: "usted, que sabe tanto de la ciencia..." y seguía la pregunta.


¿Por qué decidí cambiar la emisora ante esa pregunta? Porque me quedé pensando en ella durante un largo rato. Pudo haber usado el término "la ciencia" como "la ciencia de la medicina", pero no. La forma de hacer la pregunta denotaba que el entrevistador se imaginaba La Ciencia como una profesión o una rama de actividad; como ser músico.


Me quedé pensando en el imaginario que se teje alrededor de la ciencia y de los científicos. Basta ver televisión y esperar un comercial de esos que venden cremas de dientes, jabón o medicina: un hombre o una mujer con bata, rodeados de tubos llenos de líquidos de colores, humo y gafas. Lo curioso es que esta es la imagen que salta a la mente de cualquier persona cuando le dicen "piense en un científico".

Para la humanidad los científicos son un grupo de gente que pasa todo el día en medio de fórmulas y tubos. Para la humanidad la ciencia es una caricatura de un químico. Lo que hay en el fondo es la idea de que la ciencia es algo lejano: partículas subatómicas, estrellas en otras galaxias o los oscuros secretos del banco central.


Nadie parece ser consciente de que, a grandes rasgos, todos somos científicos. La ciencia (sin mayúsculas) no es más que una metodología para comprender el mundo que nos rodea. Consiste en plantear una hipótesis y luego demostrarla, rechazarla o modificarla. Si no me creen que todos hacemos ciencia piensen ¿Cómo buscamos las llaves cuando se nos pierden? Con la información disponible formulamos una hipótesis: "las dejé en el comedor". Luego comprobamos la hipótesis al ir al comedor. Si están podemos irnos, si no están replanteamos la hipótesis con la nueva información y así sucesivamente hasta encontrarlas.


Eso lo hace un químico, la bata es para no mancharse y los tubos llenos de cosas raras para dar luz a su hipótesis. Pero también lo hacen los físicos cuando hacen un puente de palillos que resista a una persona de pie. Hasta los economistas lo hacemos cuando nos preguntamos por qué Pepito Perez prefiere la coca-cola a la pepsi (porque es evidentemente mejor, claro está) y luego intentamos explicarlo con mayor o menor éxito.


Nada de lo que se diga en mi blog hará mucho para cambiar esta situación, tal vez algún día si pueda hacerlo y conozco mucha gente que está interesada en hacerlo. Mientras tanto me reiré, muy seguramente solo, mientras pienso que el entrevistador pudo haber presentado a su entrevistada como "Fulanita, profesión: científica".

viernes, 11 de septiembre de 2009

Se vale soñar

Antes de entrar en materia una advertencia: lo que escribo aquí es mi opinión personal. No es, de ninguna forma, ataque o apoyo a nadie. Lo digo de una vez porque tiene que ver con mi trabajo.

Hay quienes dicen que hay que soñar y solo soñando vendrán las cosas, como los fanáticos de El Secreto. Hay otros que dicen que hay que dejar de perder el tiempo con sueños y hay que ponerse a trabajar, los llamaremos pragmáticos. Finalmente otros, como yo, dicen que hay que soñar, pero que la única forma de alcanzar el sueño es trabajar todos los días para lograrlo. Dado que me encuentro en el último grupo asumirán que esta entrada será un ejercicio de darme la razón.

Llego a este tema por una columna que vi hoy en El Espectador: Colombia es Poison. Su escritora es lo que llamaré una pragmática. Una pragmática del peor estilo, de las que niegan el valor de los anhelos. Se refiere al asco que le produce un video que plantea que Colombia, para el año 2025, dejará de ser un moridero (no lo dice explícitamente, pero si le parece desagradable es porque le da asco). Para ser sinceros no he visto el video así que me atendré a la descripción (seguramente sesgada) de quien lo refiere: es un video hecho por un soñador del peor estilo, de los que desconocen que solo con buenas intenciones no se llega a ningún lado.

Me choca de su columna que es un resumen de lugares comunes. ¿Referencia al narcotráfico? Ahí está ¿Referencia a las reinas? También ¿Falsos positivos? ¿Hipopótamos muertos? ¿Desplazados? Si, si y... si. Para ella es ridículo pensar que, por ejemplo, Microsoft está apostando a que Colombia sea el centro de operaciones para investigación en biotecnología. Tampoco importa que Colombia sea el socio del Reino Unido para el desarrollo de clusters de cultura. Supongo que también pasa por alto el hecho de que un pasado tormentoso no implica que el futuro no pueda brillar. Para los interesados les recomiendo buscar Corea del Sur e Irlanda en Google o Wikipedia.

Pero esto no es una apología al gobierno ni un ataque contra una columnista de patria herida y pocas ganas de investigar. Tampoco es repetir hasta el cansancio eso de que Colombia es Pasión y que esta es una tierra de gente hechada pa'lante. Es más preguntarme (y, por supuesto, preguntarles) por los sueños ¿Qué querían hacer cuando terminaron el colegio y comenzaron la universidad? ¿Siguen buscándo ese deseo? ¿Si ya no, por qué no?

Ya me estoy pasando al lado sentimental del asunto y todos sabemos que cuando me pongo sentimental no escribo tan chévere. Al leer por primera vez esa columna me dio rabia por el derrotismo. Ahora la verdad me da tristeza. No hay nada peor que dejar morir esa parte de nosotros que nos recuerda que todos los días nos despertamos para construir nuestra vida y, junto a ella, nuestros sueños.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

La culpa es de la vaca... perdón, de los padres

Ya comenté mis experiencias cercanas con Mariana, la niña del cine. De los comentarios que quedaron en mi blog y que me dieron en persona me queda la impresión de que todos estamos de acuerdo en que los padres de la niña tienen gran parte de la culpa. Había olvidado el tema, preparándome para malcriar a mis propios hijos, cuando descubrí la siguiente noticia: en un centro comercial de Bogotá un grupo de adolecentes (porque, seamos sinceros, a esa edad uno adolece todo) decidió agarrarse con botellas, cinturones y cuanta cosa encontraron.

La cadena de sucesos es la siguiente:
  • Dos tipos se besan en medio de un mar de "gente" (porque, también seamos sinceros, si ellos no se sienten como gente no hay que tratarlos así, los adolescentes, no los homosexuales)
  • La multitud, cuya edad mental promedio son 12 años y quienes viven en el siglo 18, decide abuchearlos.
  • Una niña decide defender a los parceros. Evidentemente no con la fuerza del argumento sino con la fuerza de su cinturón.
  • Caos, destrucción, muerte (bueno, no muerte, pero si botella para todo el que quiso).
No puedo decir por qué, pero me queda la impresión de que para quien redactó la noticia y para gran parte de los involucrados el problema es de regulación: hay que prohibir la venta de trago, hay que prohibir la salida de menores, hay que multar a los padres... en fin, todas cosas que debe hacer alguien más. En este caso los adultos no se quieren hacer cargo del problema. Sin conocer a todos los involucrados me atrevo a pensar que buena parte de ellos son hijos de padres que decidieron delegar su educación a alguien más, que le tienen miedo a hablar y que esperan una solución mágica a todos sus problemas (por ejemplo este video).

En el mejor de los casos esta batalla fue algo esporádico, producto de unos malos tragos (que todos hemos tenido). En el peor, este es el resultado de asumir que los hijos son problema de alguien más. Así como Mariana en el cine no se quedaba callada porque sencillamente a sus papás les daba pereza contenerla, la niña de la noticia decidió salir a pegarle a todo el mundo porque a sus papás sencillamente no les interesa. Mucho se habla sobre lo perdida que está la juventud hoy en día (de hecho ese es el tema favorito de los que, como yo, ya no somos jóvenes) y ese es el nuevo lugar común: el problema de la juventud es la juventud, es la televisión, es la música, es el trago. Pero ¿Y si el problema fueramos nosotros mismos?

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los problemas de la reina del universo

Hoy quería escribir sobre alguna otra cosa. Tenía unas tres o cuatro ideas rondando mi cabeza. Ideas guardadas en mi grabadora nueva que supuse ya estaban lo suficientemente maduras como para ser vistas por el mundo. Sin embargo, al leer las "noticias" del día de hoy me encontré con esta maravilla. Al parecer la elección de la última Miss Universo está rodeada de polémica e intriga. Con todas las partes diciendo una u otra cosa y acusando a quien se atraviese de corrupción o de ardido.

Para quienes llegan nuevos a mi blog, les recuerdo que este asunto de las reinas me importa más bien poco. Algunos de mis lectores tienen el album y otros más llevan una hoja de cálculo con los puntajes de las reinas y hacen modelos estadísticos complicados para predecir quien ganará tan importante corona: reina del universo. Y la verdad es que creí que por el asunto de reina del universo es que estaba el problema. Con un universo tan grande es lógico pensar que a alguna otra raza inteligente le parezca que una elección de reina en la que solo participan humanos está arreglada. Tendrían toda la razón, no solo de exigir un recuendo sino de exigir nuevas reglas para la próxima ocasión.

Preocupado como siempre por la posibilidad de una invasión extraterrestre a gran escala seguí leyendo la "noticia" (si la leyeron entenderán porqué las comillas). No solo hay polémica, sino que la polémica es tan vieja que "sigue la polémica", en este mundo un evento con 30 días de antigüedad ya es viejo, tanto que olvidamos la vida hace un año y ni qué decir de hace 50 -casualmente el último año en que a alguien le importó este concurso.

No entiendo en qué momento este tipo de contenido pasó a ser información. Me imagino que alguien en Colombia todavía sigue con afán los pormenores de las reinas, pero ese es un espacio que deberíamos dedicar a cosas más interesantes. No estoy diciendo que "la gente muriéndose de hambre y esta gente hablando de bobadas", solamente pienso que hay bobadas más interesantes que reportar. Especialmente si tenemos en cuenta que esta "polémica" no afecta para nada la vida de Colombia. A diferencia de República Dominicana (que tiene virreina y si destronan a la venezolana tendría reina) nuestra participante salió a los 12 minutos de la transmisión.

Las dos joyas del artículo están al final, subtitulado "triste y patético" donde la virreina del año pasado se lamenta de que el dueño del concurso decida quien gana. Dos joyas porque la perdedora del año pasado se lamenta de que el dueño del juguete haga lo que quiere con él. Tiene razón, es triste y patético, pero no por las razones que menciona. Falta que digan que Chávez compró ese concurso con los dólares del petróleo, no sé por qué nadie lo ha dicho.

viernes, 4 de septiembre de 2009

No a la marcha contra Chávez

El título (y muy seguramente el link que los trajo hasta acá) ya harán que más de uno me llame apatrio, comunista y lacayo del petróleo. Qué se le va a hacer, si me quieren descalificar por ser moderado, la pérdida es de ustedes, no es mía.

Si no estoy mal al medio día de hoy habrá marchas contra Chávez promovidas desde Colombia. De atenernos a lo que dicen El Tiempo, El Espectador o el grupo en Facebook, será una marcha ante la cual palidecerá aquella que se hizo contra las FARC. En lo personal dudo que sea tan grande y dudo que se dé en tantos lugares. Habrá que esperar y ver si me callan la boca o si saldré riéndome de esto. Por ahora intentaré ser una voz de razón en medio de toda la porquería que está volando de lado y lado.

¿Por qué no marchar contra Chávez? Mejor les hago otra pregunta ¿Por qué marchar contra Chávez y no contra Correa, Evo, Obama o cualquier otro presidente que se haya expresado en términos negativos contra el país? Hoy salió un artículo en semana.com muy bueno que pueden leer si tienen tiempo. Muchas de mis razones salen en el artículo y otras no, pero siempre es bueno tener diferentes puntos de vista.

Primera razón: la primera razón es ideológica. Estoy en contra de TODAS las marchas. Hace algún tiempo me expresé contra la marcha de las FARC, contra la de los paras, contra la de los estudiantes de universidad pública y hasta contra Live8. Las marchas no sirven, muchas veces le dan la razón a quienes no la tienen y, lo peor, crea la impresión de que se está haciendo algo. Al final, todos nos vamos para la casa y olvidamos el problema.

Además ¿Alguien de verdad cree que Chávez va a ver la marcha y decir "que mal que me odien los colombianos, a partir de hoy voy a dejar de ser tan payaso"? ¿En serio alguien lo cree? Los promotores de la marcha parecen olvidar contra quien están marchando y, al parecer, su orgullo patrio los hace asumir que las poblaciones de frontera están dispuestas a joderse por la patria. Esto me lleva a la segunda razón

Segunda razón: Ya lo dije pero lo repito: se van a tirar a las poblaciones de la frontera ¿A nadie le preocupa que una ciudad como Cucuta dependa del comercio con Venezuela? ¿Y qué debemos hacer con poblaciones que reciben luz, agua y educación de Venezuela porque el Estado no ha podido llegar a ellos? Si nos vamos a sentar a pensar que se lo van a aguantar en nombre del orgullo patrio mejor le vamos escriturando ese territorio a Venezuela. El hambre puede más que el orgullo, nunca duden eso.

Tercera razón: Se van a cagar la economía de colombia ¿Sabía usted, estimado lector, que algo así como el 40% de lo que exportamos va a dar a Venezuela? Si no lo sabía y va a marchar le recomiendo que vaya pensando en un plan para los ganaderos y campesinos que veden su producto a Venezuela. También le recomiendo ir pensando en un plan de negocios para las ensambladoras de carros, los hoteles y proveedores de servicios (como los médicos). Claro que Colombia está buscando nuevos socios per ¿Creen que concertar el comercio con Centro América es como ir a negociar a San Andresito? Si aquí la izquierda se alborota por cada tratado comercial pueden imaginarse lo lento que va todo (ahora que lo pienso debe ser el Polo quien propone esta marcha, nada mejor para dejar de exportar).

Cuarta razón: Por si no ha quedado claro mi opinión es que esta marcha es el equivalente de apagar un incendio con gasolina. No hay necesidad de arreglar las cosas si puedo quemarlo todo y luego ver qué hago.

Quinta razón: ¿No les parece curioso que las vallas de Benedetti y los videos de Rivera salieran casi al tiempo que la propuesta de la marcha? ¿Se van a dejar manipular así de fácil?

En resumen, si quieren marchar vayan a hacerlo. Pero el día que esto se vuelva algo más que una partida de niños jugando a protestar y de verdad se nos arme una guerra no paguen tiquete en el primer avión a Miami a quejarnos de lo mal que están las cosas en nuestro país. Si quieren hacer patria pueden comenzar por ustedes, antes que ir a culpar a otro pelmazo.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Caja de chocolates

Cuando me dio por abrir mi blog me puse a leer sobre las cosas que los hacen exitosos. Todas las que he visto (aquí hay un ejemplo) comienzan con "hable de una sola cosa" o "el blog debería tener un tema". Según los que escriben estas listas a la gente lo que le gusta es entrar a un blog sobre cocina y leer únicamente sobre cocina. Nada de lavadoras o de jardines; solo cocina.

A mis fieles lectores (si, mis 12 personas favoritas en todo el mundo) no les sorprenderá que les diga que mi blog no va con eso. Se habrán dado cuenta ya de que mi blog no tiene unidad de materia. A veces es sobre economía, a veces sobre religión, a veces sobre lo mala que es la prensa, a veces son los gritos de un viejito atrapado en el cuerpo de un tipo de 26 años. Nunca saben qué van a encontrar aquí.

Como bien decía la mamá de Forrest Gump: "la vida es una caja de chocolates". Para este caso en particular diré que "mi blog es como una caja de chocolates". Analogía que, si de haberme asaltado antes, sería el nombre de mi blog. Lo más raro es que acabo de registrar esa dirección: caja-de-chocolates.blogspot.com... no puedo creer que nadie más la tuviera. No se molesten en revisarla, no tiene nada de nada. De pronto algún día lo tenga, pero, por ahora no hay absolutamente nada.

En fin... este breve pensamiento por ahora. Luego escribiré algo más. Y si alguien tiene alguna idea para la caja de chocolates es bienvenida.

Y para terminar con los juegos de rol...

Hace mucho, mucho tiempo, un día que no tenía nada más que escribir, me dio por escribir sobre los juegos de rol. Tuve dos días seguidos sin inspiración y decidí hacerlo a lo largo de tres entradas. Tristemente para quienes esperaban la tercera parte al tercer día llegó la inspiración y escribí sobre alguna otra cosa. Luego, agobiado por la culpa, hice una promesa de terminar lo comenzado que, como la mayor parte de las promesas que hago aquí, no había cumplido (aún tengo pendiente hablar sobre los almuerzos gratis... próximamente).

En fin, últimamente he estado escribiendo cosas con un ritmo errático. Mucho trabajo por una parte y algo de pereza por otra. Como hoy no tengo nada más de que escribir pues terminaré de hablar sobre los juegos de rol. No es por darle a este tema un trato de "segunda clase" (como la policía a las mujeres), es solo que como hace tanto no juego no es un tema que tenga siempre presente en mi mente.

Ya escribí sobre dragones y calabozos. Ahora quiero hablar sobre un montón de seres fantásticos. El juego que terminó por atraparme no es en realidad un juego, es más bien un escenario. Quienes estamos (o estábamos) en "la escena" lo conocemos como World of Darkness (mundo de oscuridad). Es un mundo casi como el nuestro: tiene carros, cemento, políticos, cero dragones y, muy importante, cero calabozos. Sin embargo, no es nuestro mundo. Creo que una analogía cercana sería el espejo a través del cual Alicia viaja al país de las maravillas. Algunas cosas son ligeramente diferentes y otras son irreconocibles.

Lo más interesante de este juego son sus personajes (como debería ser en cualquier juego de rol). Se puede ser un humano común y corriente pero ¿por qué ser humano si puedo ser un hombre lobo? ¿Un mago? ¿Un vampiro (de verdad, no de los crepúsculo-arcoiris-gay-brillante)? Es más, si quiero ser humano ¿por qué no ser uno que se dedica a cazar o matar a los anteriormente mencionados?

Este es un juego donde uno puede ocupar el rol de quienes son habitualmente los malos. Se puede ser, literalmente, una criatura de leyenda ¿voy a acosar a los humanos? ¿son ganado para alimentarme o son a quienes debo cuidar? ¿qué pasará con mi familia, mis amigos, mi vida anterior a ser un monstruo? Son, en el fondo, caricaturas de decisiones que tomamos a diario ¿voy a dar la propina? ¿debo pasar sobre mis amigos para triunfar o debo retrasarme para esperarlos?

Todo puede ser una metáfora. Para alguien que, como yo, decide ser quien escribe la historia ese es el reto. Darle un sentido a todo, alejarlo de "saco el hacha y comienzo a matar orcos" y volverlo "¿debo matar a los orcos? ¿no sería mejor usarlos para un fin superior?" Abre la puerta a historias llenas de tiros, persecuciones y todo lo que se ve en una película de acción ¿Ronin o Rambo? Pero también la abre para un cuento de terror ¿Poe o Lovecraft? La abre para una historia de detectives ¿Batman o Sherlock Holmes? O para mil cosas diferentes que se le ocurran a quienes quieran jugar.

La naturaleza (o sobre-naturaleza) de los personajes no es el centro de la historia. O, al menos, no debería serlo. La naturaleza de los jugadores es el centro de la historia. Nada mejor que un mundo que conocemos para dejarnos llevar al límite. Desahogarnos sin consecuencias. Mi juego favorito es World of Darkness, no porque sea un buen juego (muchos dicen que no lo es) pero si porque me enseñó una de las cosas más interesantes de escribir (y de contar historias en general): no sirve de nada si no queda una fracción de mí, por pequeña que sea, en cada letra que escribo.

PD: Ya bajé a Sangre Q-agulada, pero el Sangre Merengue Mix no está... y yo tan ilusionado. Y tranquilos, lo sentimental no me dura mucho.

martes, 1 de septiembre de 2009

Crimen y machismo

Desde que comenzó este año tengo carro. Eso quiere decir que gasto más plata en mantenerlo que en salir, también quiere decir que soy de los que contribuye con el trancón y que, dos días a la semana, me toca usar el transporte público. Hay quienes dicen que tener carro lo hace a uno consentido y creo que algo tiene de verdad, antes de tener carro (a.C.) no me molestaba estar en uno de los ambientes más densos que puede enfrentar el ser humano: un bus. La verdad hasta lo disfrutaba, no por la cercanía de otras personas, pero si porque me daba mucho tiempo para pensar y mirar a la gente. Solo mirarla, porque lo primero que compré cuando tuve plata fue algún aparato para no tener que escucharla.

Como ando menos en bus, particularmente en Transmilenio (es un sistema de transporte masivo, esta aclaración es para mi lector en Bélgica...), hay cosas que cada vez me pasan menos. No sé si es porque ya no pasen o si, sencillamente, es porque hay menor probabilidad de que me toquen. Una de ellas son los policías a la entrada de las estaciones revisando las cédulas de todo el que pasa. Adviertan que no usé lenguaje incluyente: "todo y toda el y la que pasa". En este caso es de aposta. Jamás, en los 8 años que monté en esos buses rojos, vi que le pidieran cédula a una mujer.

(Desviándome un poco ¿Por qué se hace la revisión a la entrada de la estación donde puedo verlos desde el puente peatonal? En lo personal, si tuviera algo que temer, me bajo del puente y camino una estación. Demorarme media hora no es tan grave como pagar cárcel.)

Al ser este un tipo de discriminación (en el fondo la policía le está diciendo a las mujeres que no tienen los cojones de ser criminales) pensé que Florence Thomas habría escrito diciendo que la mujer es tan perversa como el hombre (iguales en lo bueno, iguales en lo malo, lo siento, así es la vida) o que Ángela Benedetti habría pasado un proyecto de acuerdo para pedir (pedir no ¡Exigir!) a la policía que también requise a las mujeres.

Estimados lectores ¿Cuántos resultados creen que tuvo mi búsqueda? Si dijeron un número mayor que cero están equivocados. Las dos heroinas modernas de los derechos de la mujer, que han desenmascarado el complot de la Real Academia de la Lengua para instaurar una falocracia (palabra que solo he escuchado a las feministas), no se han pronunciado al respecto. A decir verdad, ninguna mujer que conozca se ha pronunciado al respecto. Es casi como si no las ofendiera ser las sospechosas de facto, como le toca a los hombres.

Debo decir que no quiero ser tomado como un llorón que pregunta por qué a su hermana no le toca ayudar a mover los muebles. Pero creo que esa actitud de la policía revela muchas cosas de todos nosotros. La primera, que si creo que hay algo de machista en solo revisar a los hombres, es decir de forma indirecta que las mujeres no son capaces de cometer crímenes debido al rol que habitualmente les corresponde (el de ser madres y proteger, incapaces de herir).

Con esta forma de tratarlas no se me hace raro que guerrilleras como Karina fueran tan sanguinarias. Cuando se hace parte de un grupo fuertemente machista hay que ser peor que los hombres para ser respetada. Y es algo que se encuentra en todos los estudios de conflictos de este tipo: las mujeres son más crueles que los hombres a la hora de combatir. Lo son porque nadie las toma en serio (comenzando por la misma justicia que debe perseguirlas).

La segunda revelación es que el feminismo es algo más por conveniencia que por convicción. Sonaré como el peor de los hombres, pero bueno. No se puede tener todo lo bueno sin nada de lo malo. Al llevar al extremo la idea de que todos somos iguales terminamos en un mundo como aburrido. Hay que buscar que lo único que cuente sean los méritos de cada quien sin importar nada más, ni el género ni mucho menos que tan bien me veo en minifalda.

Yo seguiré andando en carro, viendo pasar los buses rojos mientras me peleo con el carro de adelante porque recordó que tiene que hacer un giro de 90 grados desde el carril de la izquierda. Y recordaré cuando me regañaban en la oficina porque a un policía le dio por parar a todo el mundo en una estación de Transmilenio.