jueves, 19 de noviembre de 2009

Puntitos azules

Llevo un buen rato con una idea en la cabeza. Hace unos pocos días se celebró el día de Carl Sagan e internet (al menos la parte de internet que miro) estalló con tributos en video, texto y audio a su vida y obra. Yo debo admitir que llegué tarde a la fiesta, no solo por haber dejado pasar el día para escribir algo sino en el sentido amplio de las cosas: hasta hace realmente poco tiempo Carl Sagan era para mi el tipo de Cosmos, la serie sobre el espacio que jamás había (ni he) visto.

Entre tanto leer y ver del tipo me interesé un poco más en él. No tanto en su vida, los lugares donde nacemos, morimos y el tiempo que vivimos son cosas del azar. Más bien en su obra, las cosas que decimos, hacemos y escribimos son todas nuestras. Después de leer un par de cosas que escribió y escuchar otro par algo es claro: cuando alguien quiere lo que hace su cariño es infeccioso, especialmente en cosas de ciencia. Este es el sitio donde comienzo a acariciar lentamente la frontera de lo cursi pero, creo, voy a un sitio interesante.

De todo lo que alcancé a ver y leer una cosa en particular se quedó en mi cabeza dando vueltas y vueltas... el monólogo del punto azul (el video lo pongo en la noche cuando pueda abrir YouTube). Si tienen tiempo para buscarlo y escucharlo vale la pena tomarse los cinco minutos que dura. Es un texto muy simple y su inspiración es una foto tomada a la tierra desde Júpiter. Desde allá la tierra es un punto azul, pequeñito y perdido en un fondo inmenso, tal y como vemos las estrellas en la noche. El universo es un sitio muy grande, tanto que ya somos insignificantes vistos desde un lugar relativamente cercano (sigue estando dentro de nuestro sistema solar).

Uno no puede hacer más sino pensar en todo lo que habrá más allá, en todos los mundos que orbitan las pocas estrellas que vemos desde la tierra. Para algunos es una pregunta ridícula, finalmente jamás llegaremos a verlos y es muy probable que nos matemos mucho antes de desarrollar la tecnología para visitarlos. Sin embargo, para mi, es la pregunta más interesante de todas las que se puedan formular. Cada noche vemos miles de puntitos blancos, rojos y azules y me gustaría pensar que allá también hay alguien preguntándose por nosotros, soñando con el día que pueda visitarnos y saber que en un sitio tan inmenso hay más vida además de la nuestra.

Mientras ese momento llega (si es que alguna vez piensa llegar) lo mejor es seguir cuidando nuestro puntito, en palabras de Carl Sagan "el único hogar que conoceremos"...

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