Si quienes abogan por el lenguaje inclusivo quisieran de verdad hacer algo estarían dando bombos y platillos la campaña "ni con el pétalo de una rosa". Que si, sonó, pero no tanto como debería para un problema tan absolutamente grave.
Es preocupante saber que 80% de los colombianos son víctimas de algún tipo de violencia familiar.
Pero verdad que cambiando el lenguaje todo se arregla, ya para qué me preocupo.
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