viernes, 9 de octubre de 2009

El costo de la vida

Comienzo con una pregunta ¿Cuál es la manía que hay en este país de amarrar todos los precios al IPC?

Prosigo con una explicación. El IPC, abreviación de Íncide de Precios al Consumidor, es el numerito que indica cuanto más cuesta vivir en Colombia (o, para ser precisos, en 13 de las ciudades) con el paso del tiempo. La idea de un índice es tomar un mes de un año y, a partir de ahí, medir en cuanto han aumentado los precios. El crecimiento en los precios se llama "inflación" y creo que este es el punto donde la lógica le falla a algunos de los padres de la patria (congresistas y jueces, a los del ejecutivo les dicen facistas). Para los fanáticos de amarrarlo todo al IPC la inflación es un número arbitrario que se le ocurre a alguien y por el cual hay que multiplicarlo todo: desde el precio de una bolsa de leche hasta los sueldos de todo el mundo. Así todos podemos seguir consumiento lo mismo pero pagando más.

Aunque en principio parece lógico la verdad es que ignora muchas cosas que, siendo sincero, me costó mucho tiempo entender (y sé que más de uno me dirá que estoy errado). El número que se reporta como inflación ya tiene en cuenta el aumento en el precio de todo, incluídos de forma indirecta los sueldos y está asociada al crecimiento económico. De forma muy sencilla, si una firma recibe más ingresos va a pagarle más a sus trabajadores (lo siento por los socialistas, pero hace rato que no vivimos en la Inglaterra de Dickens). Como los trabajadores reciben más plata están dispuestos a pagar más por, por ejemplo, una bolsa de leche. Muy simplificado pero así, a grandes rasgos, es que aumentan los precios.

Dejando atrás esa breve introducción a la economía retomo mi pregunta original ¿Cuál es la manía que hay en este país de amarrar todos los precios al IPC? No tiene lógica desde ningún punto de vista y lo único que hace es hacer que el año siguiente todos los precios suban más. O, peor aún, evita que se crezca más. Si, quienes lo proponen lo hacen con buenas intenciones, pero nuestras mamás nos enseñaron que ese es el camino al infierno.

Doy esta breve clase por una propuesta engendrada en el Congreso de la República para obligar a que las universidades aumenten su matricula máximo en la inflación del año. Muy noble ya que toma en cuenta que algunas personas se retiran de la universidad por no tener plata para pagarla y algunas universidades se pasan de vivas y cobran bonos extraordinarios o "clases voluntarias de inglés" que hay que tomar para graduarse. Por otra parte es sencillamente tonto. Seré directo: la educación es un negocio. Seré más general: toda actividad empresarial en la que se embarque un privado es un negocio. Punto final. Puede ser una entidad sin ánimo de lucro, pero aún estas necesitan dinero para seguir funcionando.

La educación es un negocio donde se compite por tener el mayor número de estudiantes, son quienes al final del día pagan las matrículas. Se puede competir de dos formas: por precio (semestre a $200 mil) o calidad (95% de nuestros profesores son Ph.D. y tenemos los mejores laboratorios en Colombia). Las malas noticias para quien propuso aquello del incremento es que son metas, habitualmente, incompatibles. Pagar capital humano altamente calificado cuesta, pagar instalaciones de alto nivel cuesta, pagar programas de bienestar universitario cuesta. Cuesta tanto que las universidades públicas que cobran barato están en la quiebra: no pueden dar semestres a $20 mil pesos y mantener la calidad de lo que ofrecen, al menos no sin ayuda del gobierno.

Me parece que es noble la intención de dar educación a todo el mundo al menor precio posible. Sin embargo, pedirles que se amarren una mano es una exageración. Considero irresponsable un proyecto de ley de ese tipo dado que tendría un efecto muy grave sobre la calidad de la educación superior que actualmente se ofrece. Es una lástima que a todo el mundo le preocupe que mucha gente estudie, pero que a muy pocos les preocupe que estudien bien. Yo prefiero lo segundo ¿Ustedes?

4 comentarios:

  1. Epa,

    Estoy de acuerdo con el punto central, pero no concuerdo para nada con una de sus afirmaciones, es de que "lo siento por los socialistas, pero hace rato que no vivimos en la Inglaterra de Dickens"


    ¿Es que ahora al subir los precios de los productos no saben que hacer con tanta plata y deciden darla a sus empleados?

    ¿Ahora los empresarios (a diferencia de la época de Dickens) son generosos?

    Como le digo es un detalle... el tema de amarrar todo al IPC si me parece medio raro

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  2. Nicolás:

    Nadie nunca es generoso, pero tampoco tienen incentivos para matar de hambre a todo su personal. Si fuera así no tendríamos a nadie dispuesto a pagar más del mínimo por ninguna labor. Yo todavía estoy indeciso en el asunto pero, como supondrá, inclinándome "a la derecha"...

    Por otra parte, con o sin la existencia de un salario mínimo indexado hay gente que gana por debajo. La inequidad no se soluciona con decretos sino con desarrollo sostenible y sostenido. Todo lo demás son buenas intenciones que, en últimas, se quedan cortas. No cree?

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  3. Epa,

    Me parece extraño eso de que su concepción del mercado laboral esté "más a la derecha". Me parece que se puede distinguir la percepción de la realidad de las preferencias acerca de que hacer para intervenir en esta realidad. El funcionamiento de los salarios cabría en la primera categoría mientras que las opciones de política (de derecha o más a la derecha -jeje-) serían otra cosa.

    Por otro lado frente al tema "legalista" vs. "economicista" me declaro muy conciliador (o mediador), es decir:

    Si bien es cierto que el bienestar (o cualquier resultado social) no se puede lograr solamente mediante decreto; tampoco creo que "decretese lo que se decrete" pase lo mismo, o que el hecho de legislar -o incluso intervenir- sobre algún tema lo haga funcionar peor (sino ¿para que trabajar en el gobierno??).

    Esto se enmarca en los temas educativo y laboral.

    El que los salarios no sean de hambre (y que haya quienes ganen más del mínimo) se debe a factores económicos: escasez del trabajo calificado, productividad del trabajo, estructura industrial... pero eso no quita que la legislación laboral tenga algún rol (seguridad social, parafiscales...)

    Ahora, para terminar este largo comentario, si creo que hay formas de intervenir (o legislar) más y menos convenientes y la indexación (o control de precios en general) no me parecen las más convenientes.

    Saludos,

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  4. Estoy completamente de acuerdo con usted. Si se pueden hacer cosas, o si no no trabajaría para el gobierno. Pero se deben hacer con algún criterio técnico. Los parafiscales me parecen una excelente idea (y la seguridad social en general) pero la indexación es un ejemplo de algo que se hace sin tomar en cuenta como se comporta la economía. Es como cuando hace algún tiempo alguien pasó un proyecto de ley para cubrir todos los oleoductos con un material resistente a cualquier ataque de la guerrila. Muy noble en su concepción pero imposible de llevar a cabo en la realidad.

    Gracias por sus aportes.

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