lunes, 21 de septiembre de 2009

El juguete de moda

Transmilenio, 7:30 a.m.: "click, click, click..."
Centro de Bogotá, 1:00 p.m.: "click, click, click..."
Cualquier restaurante, 8:00 p.m.: "click, click, click..."

Son solo tres ejemplos de un sonido que, durante el último mes más o menos, me ha seguido constantemente. No, no son voces susurrando cosas en mi oído. Las voces me dicen que queme cosas, pero nunca han hecho "click". Ese sonido viene de otro lugar, fuera de mi cabeza: dos piezas de pasta unidas por una pita cuya única función es encajar una en la otra. Los iniciados la llaman: coca. En tiempos antiguos este aparato estaba hecho de madera y era mucho más grande, con tamaño y peso suficiente para destrozar los nudillos de cualquiera que ose "jugar" y no sepa lo que hace. Lo sé muy bien; tengo una de esas.

Hoy en día esos aparatitos son hechos de pasta porque, supongo, son más baratos y fáciles de hacer. Cuando antes se necesitaba un artesano con paciencia infinita que cortara, moldeara, pegara y pintara, hoy solo se necesita una maquina para inyectar el líquido caliente en un molde. Salen de todos los colores y de un solo tamaño. Comparados con sus antepasados de madera son más aerodinámicos y hace "click, click, click...".

Mientras escucho ese incesante ruidito pienso en un fenómeno interesante en los colegios (y que hasta ahora caigo en cuenta, en la sociedad): los juegos tradicionales van y vienen por ciclos. En mi paso por el colegio (o tres colegios, para ser precisos) he debido pasar por, al menos, unos 6 ó 7 ciclos completos. Nunca vienen en el mismo orden. A veces a la coca le siguen esos dos discos unidos para siempre en el centro y sujetos al capricho de una pita, se llaman yo-yos. Podrían ser esos aparatos cónicos, famosos por bailar y venir de todos los tamaños, mejor conocidos como trompos. O las esféras de cristal, transparentes, sólidas, grandes, pequeñas... las inolvidables canicas (o piquis, pero prefiero el otro nombre).

La forma en la cual estos juegos llegan a un sitio y se esparcen solamente para morir a manos de otro bien podría ser una tesis de epidemiología. Primero se infecta un individuo ¿cómo? Nadie sabe, puede ser que encontró un yo-yo en un cajón o que a su papá le regalaron un trompo de madera. Este individuo lo lleva a su colegio donde ya todos están cansados del pasatiempo anterior, hastiados de ese "click" incesante, y les parece una buena idea. Así se esparce, lentamente al comienzo hasta que, en algún momento, uno no puede pasar por ningún área pavimentada del colegio sin miedo a ser asaltado por un trompo.

Sin embargo, el virus del pasatiempo no se queda aislado en la población original. Al igual que con todos los virus alguien del colegio X tiene amigos del colegio Y y así se inicia el ciclo de contagio. En la cúspide de la infección sale Postobón a regalar trompos o La Lechera a regalar canicas (de ahí las famosas "lecheras"). Hasta que se va dejando olvidar y llega uno nuevo a reclamar su trono.

Desde un punto de vista económico todo este asunto tiene sentido si tenemos en cuenta que estos juguetes son, prácticamente, inmortales. Yo he jugado con canicas que pertenecieron a mi padre y todavía tengo yo-yos de los que regalaba Sprite. A los productores de estos juegos les convienen estos ciclos dado que, cuando llega uno nuevo, el 99.9% de la población prefiere pagar $1000 por una coca que voltear todos los cajones de la casa con tal de encontrarla. Eso sin tomar en cuenta al aliado número 1 de los fabricantes de juguetes: las mamás ¿O me van a venir a decir que más de una vez, cuando era hora de repetir trompo, lo buscaron solo para que su mamá les dijera "mijo, eso lo boté hace rato, tenga le compro otra"?

Escribir todo esto me trajo recuerdos. El mejor de todos son la cantidad de nombres y términos que se generan alrededor del juego. Dejaré ese tema para otra ocasión, por ahora me iré a practicar con la coca, seguro de que jamás lograré nada más que golpearme insistentemente mis nudillos.

2 comentarios:

  1. En estos días hablamos del asunto "ciclico" con mi hermana... las casualidades de la vida.

    Es bien interesante el asunto de las modas, pues se expresa en muchos ámbitos -desde la ropa pasando por los bares y los barrios hasta los temas financieros (la especulación que es la que tiene jodida este mundo..jeje)- y me parece entenderlo puede dar luces acerca del comportamiento social (¿por que lo bonito es bonito? ¿y lo valioso?...) ¿alguien tiene alguna idea - autor -...?

    Saludos,

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  2. A esto hay que sumar una de las modas que en nuestra época también fue fundamental: los Álbums, o álbumes, cómo se prefiera. Los mundiales,los olímpicos la celebración del quinto centenario del descubrimiento de américa, los de cada serie de televisión que logre "imponerse" en la franja de 4 a 6 de la tarde (Súper Campeones, Caballeros del Zodíaco) o incluso unos de oscura procedencia como "Garbage pail Kids".

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