viernes, 18 de septiembre de 2009

Editorial

Como hoy no sé sobre qué voy a escribir pensé que lo mejor sería hacer un comentario sobre la política editorial de mi blog. Alguien me dijo que lo que más le gustaba era abrir y no tener ni idea de qué cosa iba a encontrar. Por esa razón es importante que mi blog carezca de nombre, no previene a los que llegan sobre un tema en particular como lo haría un blog llamado Real Beer Blog, dedicado exclusivamente a ese maravilloso líquido (causa y solución de todos los problemas). No puede el dueño de ese blog hablar sobre vinos, a menos que sean vinos para mezclar con cerveza o para mencionar por qué la cerveza es mejor que el vino (pista: por todo).

Así puede pensarse que en mi blog hay una libertad amplia para discutir cualquier tema que se venga a mi cabeza. A veces me amaño en temas, como lo mucho que odio a los escritores de titulares o aquello de la ciencia. En ocasiones le recuerdo a mis lectores que en realidad soy un viejito que solo sabe quejarse. Y otras veces escribo cosas como esta. Es válido dado que asumo que si alguien entra a un blog sin nombre no espera mucho en términos de unidad editorial.

Sin embargo, hay algunos temas que he decidido dejar de lado y otros a los cuales no quiero ni acercarme. Por ejemplo: hace rato no hablo de religión. Hice tres entradas sobre el tema (una, otra y otra) y luego decidí dejarlo de lado. En ocasiones lo menciono pero creo que decidí muy a tiempo que escribir sobre lo mal que me cae la religión y la fe ciega me haría perder a, por lo menos, 11 de mis lectores (a mi novia le pregunto todos los días si me lee, así que, ella al menos me tendría que leer). Eso no quiere decir que haya dejado de lado el tema por completo, me sigue apasionando pero más desde el punto de vista de por qué la gente cree lo que cree, si alguien decide creer en hadas es problema de ese alguien.

En mi blog también se habla muy poco de política. Si, sé que no ha faltado el concejal o presidente venezolano que amerite una entrada. Pero, sin haber hecho un ejercicio sistemático y cuidadoso, creo que un porcentaje bajo de lo que se ha escrito aquí es predominantemente político. Este sesgo se debe a dos cosas: la primera es que en Colombia a todo el que le dan un espacio en un periódico (o en SoHo, aunque no tanto) de una vez lo usa para hablar de política. Que mamera, así como en Estados Unidos todo el mundo habla de Paris Hilton, aquí nos tocó con los ministros y presidentes. También es lo más fácil dado que para toda la prensa parece que en Colombia solo existe el Congreso de la República, la Casa de Nariño y tres o cuatro ministerios.

La segunda razón para evitar la política tiene que ver más con la ética y algo de autocensura. Para nadie es un secreto que trabajo en la Presidencia de la República y creo que tendría un conflicto de intereses al hablar bien o mal del gobierno o de la oposición. Si bien es cierto que mi opinión es personal, única y solo mía, no me parece bien darla sobre temas que me tocan directamente. Si trabajara para Coca-Cola me abstendría de opinar sobre Pepsi, es lo mismo.

Creo que religión y política son los dos temas de los que me he apartado de forma consciente. De forma no tan meditada evito hablar mucho de economía (ciencia que amo y practico con pasión y devoción). Aunque prometí hace algún tiempo escribir más sobre economía (tengo pendientes los almuerzos gratis Carlos) me cuesta algo de trabajo comenzar a hacerlo y siempre termino descarrilado en otros asuntos. Tal vez me gusta tanto que no quiero escribir cualquier bobada o tal vez me leen tantos colegas que admiro que no puedo evitar pensar que podrían hacerlo mejor. Lo sé, lo sé... mi blog es un sitio para mi, pero tengo derecho a un poquito de vanidad ¿No?

1 comentario:

  1. NO ME PARECE

    (Jejeje) Un saludo, por ahora lo saludo y luego me tomo el tiempo de comentar algo en serio.
    Chao,

    Nicolás

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