miércoles, 9 de septiembre de 2009

La culpa es de la vaca... perdón, de los padres

Ya comenté mis experiencias cercanas con Mariana, la niña del cine. De los comentarios que quedaron en mi blog y que me dieron en persona me queda la impresión de que todos estamos de acuerdo en que los padres de la niña tienen gran parte de la culpa. Había olvidado el tema, preparándome para malcriar a mis propios hijos, cuando descubrí la siguiente noticia: en un centro comercial de Bogotá un grupo de adolecentes (porque, seamos sinceros, a esa edad uno adolece todo) decidió agarrarse con botellas, cinturones y cuanta cosa encontraron.

La cadena de sucesos es la siguiente:
  • Dos tipos se besan en medio de un mar de "gente" (porque, también seamos sinceros, si ellos no se sienten como gente no hay que tratarlos así, los adolescentes, no los homosexuales)
  • La multitud, cuya edad mental promedio son 12 años y quienes viven en el siglo 18, decide abuchearlos.
  • Una niña decide defender a los parceros. Evidentemente no con la fuerza del argumento sino con la fuerza de su cinturón.
  • Caos, destrucción, muerte (bueno, no muerte, pero si botella para todo el que quiso).
No puedo decir por qué, pero me queda la impresión de que para quien redactó la noticia y para gran parte de los involucrados el problema es de regulación: hay que prohibir la venta de trago, hay que prohibir la salida de menores, hay que multar a los padres... en fin, todas cosas que debe hacer alguien más. En este caso los adultos no se quieren hacer cargo del problema. Sin conocer a todos los involucrados me atrevo a pensar que buena parte de ellos son hijos de padres que decidieron delegar su educación a alguien más, que le tienen miedo a hablar y que esperan una solución mágica a todos sus problemas (por ejemplo este video).

En el mejor de los casos esta batalla fue algo esporádico, producto de unos malos tragos (que todos hemos tenido). En el peor, este es el resultado de asumir que los hijos son problema de alguien más. Así como Mariana en el cine no se quedaba callada porque sencillamente a sus papás les daba pereza contenerla, la niña de la noticia decidió salir a pegarle a todo el mundo porque a sus papás sencillamente no les interesa. Mucho se habla sobre lo perdida que está la juventud hoy en día (de hecho ese es el tema favorito de los que, como yo, ya no somos jóvenes) y ese es el nuevo lugar común: el problema de la juventud es la juventud, es la televisión, es la música, es el trago. Pero ¿Y si el problema fueramos nosotros mismos?

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