martes, 1 de septiembre de 2009

Crimen y machismo

Desde que comenzó este año tengo carro. Eso quiere decir que gasto más plata en mantenerlo que en salir, también quiere decir que soy de los que contribuye con el trancón y que, dos días a la semana, me toca usar el transporte público. Hay quienes dicen que tener carro lo hace a uno consentido y creo que algo tiene de verdad, antes de tener carro (a.C.) no me molestaba estar en uno de los ambientes más densos que puede enfrentar el ser humano: un bus. La verdad hasta lo disfrutaba, no por la cercanía de otras personas, pero si porque me daba mucho tiempo para pensar y mirar a la gente. Solo mirarla, porque lo primero que compré cuando tuve plata fue algún aparato para no tener que escucharla.

Como ando menos en bus, particularmente en Transmilenio (es un sistema de transporte masivo, esta aclaración es para mi lector en Bélgica...), hay cosas que cada vez me pasan menos. No sé si es porque ya no pasen o si, sencillamente, es porque hay menor probabilidad de que me toquen. Una de ellas son los policías a la entrada de las estaciones revisando las cédulas de todo el que pasa. Adviertan que no usé lenguaje incluyente: "todo y toda el y la que pasa". En este caso es de aposta. Jamás, en los 8 años que monté en esos buses rojos, vi que le pidieran cédula a una mujer.

(Desviándome un poco ¿Por qué se hace la revisión a la entrada de la estación donde puedo verlos desde el puente peatonal? En lo personal, si tuviera algo que temer, me bajo del puente y camino una estación. Demorarme media hora no es tan grave como pagar cárcel.)

Al ser este un tipo de discriminación (en el fondo la policía le está diciendo a las mujeres que no tienen los cojones de ser criminales) pensé que Florence Thomas habría escrito diciendo que la mujer es tan perversa como el hombre (iguales en lo bueno, iguales en lo malo, lo siento, así es la vida) o que Ángela Benedetti habría pasado un proyecto de acuerdo para pedir (pedir no ¡Exigir!) a la policía que también requise a las mujeres.

Estimados lectores ¿Cuántos resultados creen que tuvo mi búsqueda? Si dijeron un número mayor que cero están equivocados. Las dos heroinas modernas de los derechos de la mujer, que han desenmascarado el complot de la Real Academia de la Lengua para instaurar una falocracia (palabra que solo he escuchado a las feministas), no se han pronunciado al respecto. A decir verdad, ninguna mujer que conozca se ha pronunciado al respecto. Es casi como si no las ofendiera ser las sospechosas de facto, como le toca a los hombres.

Debo decir que no quiero ser tomado como un llorón que pregunta por qué a su hermana no le toca ayudar a mover los muebles. Pero creo que esa actitud de la policía revela muchas cosas de todos nosotros. La primera, que si creo que hay algo de machista en solo revisar a los hombres, es decir de forma indirecta que las mujeres no son capaces de cometer crímenes debido al rol que habitualmente les corresponde (el de ser madres y proteger, incapaces de herir).

Con esta forma de tratarlas no se me hace raro que guerrilleras como Karina fueran tan sanguinarias. Cuando se hace parte de un grupo fuertemente machista hay que ser peor que los hombres para ser respetada. Y es algo que se encuentra en todos los estudios de conflictos de este tipo: las mujeres son más crueles que los hombres a la hora de combatir. Lo son porque nadie las toma en serio (comenzando por la misma justicia que debe perseguirlas).

La segunda revelación es que el feminismo es algo más por conveniencia que por convicción. Sonaré como el peor de los hombres, pero bueno. No se puede tener todo lo bueno sin nada de lo malo. Al llevar al extremo la idea de que todos somos iguales terminamos en un mundo como aburrido. Hay que buscar que lo único que cuente sean los méritos de cada quien sin importar nada más, ni el género ni mucho menos que tan bien me veo en minifalda.

Yo seguiré andando en carro, viendo pasar los buses rojos mientras me peleo con el carro de adelante porque recordó que tiene que hacer un giro de 90 grados desde el carril de la izquierda. Y recordaré cuando me regañaban en la oficina porque a un policía le dio por parar a todo el mundo en una estación de Transmilenio.

4 comentarios:

  1. Debo admitir que alguna vez me pidieron la cédula en la entrada de una estacion pero fue solo porque se la pidieron al amigo con el que iba.
    Agrego al comentario, que manejando (actividad en la que empleo mucho tiempo) me han pedido los papeles dos veces en tal vez 6 años. Quiero que me traten como una potencial criminal.

    Appa

    ResponderEliminar
  2. Yo realmente siento muy reduccionista y simple el asumir que hombres y mujeres somos iguales... Claro que no lo somos! nuestro desarrollo es diferencial, la forma de funcionar de nuetsro cerebro es también diferente, tampoco sentimos igual ni nos vemos atraídos por las mismas cosas... si ya es evidente que hay diferencias radicales entre personas del mismo sexo (que se supone comparten la bioquímica, o por lo menos es bien parecida) cómo no esperar diferencias entre personas de diferente sexo?
    La verdad yo me siento muy indignada con esos arrebatos de las que se llaman feministas, que confunden la equidad con igualdad.
    Concuerdo en que las leyes son para todos, todos tenemos derechos y deberes. Como humanos compartimos unas necesidades básicas comunes que deben ser atendidas por todos. Pero de la equidad a la igualdad hay una sobreinducción penosa.
    Con seguridad yo me veo más linda en minifalda que tú, y muy posiblemente atenderé mejor los pequeños detalles de algún asunto que un hombre promedio (debido a mi cerebro desarrollado a partir de una sociedad cazadora-recolectora)... pero igualmente asumo que te ubicas mejor que yo en un espacio nuevo y que eres más fuerte que yo... y qué?
    Mucho mejor! si todos fuéramos buenos y malos para lo mismo, no habría complementariedad y posiblemente nuestro desarrollo se vería disminuído... La cédula es para todos, entonces que nos den el placer de usarla igualmente, pero ya está bueno de jugar a quién es mejor cuando la vida es mejor entre dos.

    ResponderEliminar
  3. (Me disculpo por la ausencia de signos de interrogación completos... esta vez escribo desde un computador que no me permite usarlos)

    ResponderEliminar
  4. A mí me parece la verdadera estupidez pedir la cédula. Todos sabemos de las "fábricas ilegales de cédulas" y todos sabemos de la ineptitud de la verdadera... Si yo fuera criminal seguro tendría la cédula de alguien más.

    La verdadera razón para esta farsa (incluyendo la idea de policía en general) es simple... es un concurso de popularidad... la policía quiere MOSTRAR que es útil, hacen estos retencitos no por los 10 pelagatos que tienen que perder valiosos minutos de vida sino para los CIENTOS que pasan y ven lo seguro que es el trasmi (y la ciudad y el país) gracias a la acción policial. ¿Adivinen qué? al parecer el rating de las escenas en que un policía "le mete mano" a una mujer es pésimo.

    ResponderEliminar

A mi blog le interesan sus comentarios...