miércoles, 29 de julio de 2009

Jugando con los legos...

La palabra "lego" la escuché por primera vez en boca de mi novia, futura pediatra, y es el término con el cual los médicos se refieren a la gente como yo que no sabe de medicina (no los bloques de plástico). Cuando me enfrenté por primera vez al término pensaba que era una cosa de médicos y qué tal vez cada profesión tenía una palabrita similar. La verdad es que deseaba que los economistas en particular tuvieramos una palabra que designara específicamente a quienes no saben de economía. Para poder decir "acabo de dar un curso de microeconomía para [insertar la maravillosa palabra que no existe]".

Después de una exhaustiva investigación de 20 segundos en internet encontré que la Real Academia Española (la mente maestra detrás de la discriminación por género) tiene cuatro definiciones de "lego". Tres de las cuatro tienen que ver con religión: que tiene orden clerical, que no tiene opción de acceder a la orden clerical o una monja exenta de coro. Finalmente un lego es aquel "falto de letras o noticias".

En un sentido amplio podemos pensar que un lego es aquel que ha sido privado de un conocimiento especial. Para los religiosos es alguien que no es clérigo, para los médicos es alguien que toma goticas homeopáticas (aún ahora me niego a creer que un médico de verdad defienda la homeopatía) y para los economistas es la gente que pide hechar por tierra TLC's bajo la premisa de que Colombia es una potencia en términos de elaboración de computadores.

Para todas las áreas del conocimiento humano es importante alcanzar de una u otra forma a sus respectivos legos. No porque crea que quienes dicen que los académicos vivimos lejos de la realidad. Todo lo contario, de verdad me parece que una mejor comprensión de los problemas que nos afectan a diario haría de este un lugar mejor. El problema no es que el académico esté alejado de la realidad sino que para nadie es claro qué tan cerca se encuentran. La gente moriría menos por automedicarse o finalmente habría un debate serio sobre la pobreza.

Una parte del problema radica en que todos nos créemos expertos: Como todos hemos tenido gripa, por lo tanto todos créemos que sabemos que hacer si nos da una neumonía (malas noticias, la vitamina C no hace nada contra la gripa). Como todos hemos comprado la leche y los huevos del desayuno, por lo tanto todos créemos que sabemos como sacar un país de la pobreza (aquí no hay vínculo, basta abrir la página editorial de cualquier periódico un día al azar). Y la verdad es que estamos muy lejos de eso. Ni siquiera quienes han dedicado su vida a estudiar esos problemas han llegado a respuestas ligeramente aceptables.

Lo anterior no quiere decir que solo médicos y economistas pueden opinar sobre los respectivos problemas. Quiere decir que las opiniones serían más interesantes y enriquecedoras si tuvieran algún tipo de conocimiento detrás de ellas.

¿Por qué mi abrupta preocupación sobre el tema? Porque estaba cumpliendo con mi segunda promesa (la del TLC) y finalmente decidí dejarla archivada por un momento, mientras decido una forma interesante y divertida de presentarla sin dejar de lado el fondo. Admiro a los autores que pueden presentar conceptos complejos de forma simple, y veremos si llego a ser uno de ellos. Por ahora esta entrada es la introducción a lo que llamaré la serie de "educación en economía para [insertar la maravillosa palabra que no existe]".

Se reciben sugerencias para los temas y también para la [maravillosa palabra que no existe].

1 comentario:

  1. Que tal hacer un posto sobre: "No hay almuerzo gratis"... nos ahorraríamos miles de políticas pendejas

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