jueves, 30 de julio de 2009

Me voy a comprar una grabadora

Escribir es algo complicado por muchas razones, la más grande de ellas es que la inspiración y el teclado no siempre llegan juntos. Creo que a todos nos ha pasado cuando teníamos que escribir un ensayo del colegio o de la universidad que, después de un día completo de mirar una hoja en blanco, decidimos finalmente irnos a dormir. Es en ese momento, cuando el computador está apagado y toda la casa en silencio, que llegan las mejores ideas. No son ideas al azar, de verdad me ha pasado que mi mente comienza a dictar, con perfección, las palabras que estuve buscando toda la tarde.

Algunas veces decido que el costo de levantarme y prender el computador es infinitamente alto así que hago lo posible por recordarlo todo y escribirlo pero usualmente todo es en vano. Esto no quiere decir que la solución sea despertarse inmediatamente a escribirlo. La inspiración se desvanece con los tres primeros pasos y es muy difícil recordar palabra por palabra un dictado de 20 páginas.

Lo peor es que hay pocas opciones para atacar el problema: una es hacer lo que hago y escribir todos los días forzando la inspiración a salir. Rogando por el extraño día en que se conjuguen la inspiración, el teclado, el tiempo libre y la falta de distracciones para escribir algo bueno. Otra solución es comprarse una grabadora y tenerla todo el tiempo lista para grabar las cosas que se van ocurriendo.

Este último método parecería ser el ideal pero tiene dos desventajas que vale la pena mencionar: la primera es que cuando uno se está quedando dormido no sabe si está soñando ya. Puede darse el caso de que mi cerebro esté jugando conmigo, me hace creer que tiene una buena idea en lugar de tener una buena idea (que son cosas bien distintas).

La segunda desventaja es que la inspiración, de verdad, llega en los momentos menos esperados ¿Cuándo se me ocurrieron los modelos para sacar adelante mi tesis? Colgado de un tubo en transmilenio. Fueron momentos angustiantes los que pasé para recordar las fórmulas mientras alguien dejaba su codo impreso en mis costillas. Eso sumado al miedo que dá sacar cualquier pieza de tecnología en cualquier sitio que no sea la casa ¿Me lo robaran? ¿Entenderá el ladrón qué es la microfundamentación de la macroeconomía? ¿Se reirá de mi predilección por Pokémon? Tampoco es muy pertinente sacar la grabadora en medio de una reunión y comenzar a narrar lo que será la próxima entrada de mi blog.

No me extraña que sean tan pocos los libros que vale la pena leer y que a medida que un escritor va siendo más famoso (o comienza con más plata) escribe mejor. Tiene más tiempo para escribir y para pasar horas completas mirando una hoja en blanco hasta que la inspiración decide que es un buen momento para llegar sin preocuparse de la plata que dejó de ganar para escribir tres párrafos lánguidos que serán borrados durante la siguiente sesión.

Los dejo con esta reflexión por ahora, me iré a comprar mi grabadora y me sentaré a esperar algo de inspiración.

2 comentarios:

  1. Cómprese un celular con capacidad de grabadora... por aquello del espacio en el bolsillo... Por ejemplo, los HTC con Windows Mobile tienen esa opción.

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  2. El espacio del bolsillo es una consideración importante... voy a hablar con Comcel a ver por cuando me sale el aparatito.

    Gracias por la sugerencia.

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